08 febrero 2007

CONSIGNAS, NO GRACIAS. Política

Ana Rosa Quintana, una de las mentes más despiertas y privilegiadas de la intelectualidad patria presentó el otro día la iniciativa del apagón de los cinco minutos como una medida “para luchar contra el cambio climático” (sic). Ay, cuánto se ahorrarían los estudiantes de periodismo si en vez de estudiar esta carrera se decidieran por un cursillo básico de alfabetización, gramática, ortografía y sintaxis; qué menos se puede pedir. Pero a lo que voy: este tipo de consignas progres empañadas por la coartada de la protección del medio ambiente no es que sean propias de otra época, sino que directamente me repugnan. ¡No acepto consignas, y mucho menos consignas progres! Cuantas más consignas me mandan más anti-consignas me vuelvo!

Hace tiempo que no teníamos la oportunidad de padecer una consigna típica como esta, por suerte, la última, paradigma de la neo-consigna, fue el "pásalo". Ahora bien, que sepan todos estos eco-totalitaristas del orto que las consignas sólo las aceptan los necios, los mentecatos, las reses del rebaño lanar, los ideólogos ciegos y los agilipollados. Que usted apagó las luces cinco minutos, allá usted, es uno de ellos. Sepa que yo no tuve la ocasión, lamentablemente estuve fuera de casa haciendo mejores cosas. Eso sí, sepa también que si hubiera tenido que estar en casa esos minutos consignaticios hubiera encendido todas y cada una de las luces de mi humilde morada hasta que hubieran saltado los plomos! Todo: la lavadora, el horno, la vitro, el lavaplatos, el aspirador, la cafetera eléctrica y por supuesto el Emule a todo trapo, como suele estar siempre. ¡Hasta que saltaran los plomos!

¿Por qué no propone la UNESCO un día sin imbéciles y lo declara patrimonio de la humanidad? Prometo no salir de casa…

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