16 enero 2007

EL VIOLÓN Y EL TIGRE. Política

La sesión extraordinaria que tuvo lugar ayer en el Congreso, aparte de servirle a ZP para lavar su imagen (junto a la manifestación del sábado y la super entrevista del fin de semana en el periódico del Régimen) y marginar aún más, si cabe, al PP, le sirvió a Rajoy para exponer de forma espléndida lo que queremos una enorme parte de los ciudadanos. Mientras ZP se dedicó a echarle la culpa al PP de todo cuanto ocurre y a recordarle lo buenos que eran ellos en la oposición y lo malos que son ahora los populares en la misma, Rajoy, firme, contundente, expeditivo e incluso algo injusto (o pasado de frenada, que han dicho algunos) se posicionó donde debía y no cayó en la melifluidad de un presidente del Gobierno cuya única táctica era la de reforzar su alianzas… con los nacionalismos.

La propaganda del Gobierno (que no cesa ni en agosto ni en Navidad), encabezada ayer por ZP, dejó caer un eslogan muy suyo y que si no fuera porque es absolutamente falso, sería, cuando menos lacrimógeno o celestial. Dijo ZP, en un lema que traía preparado de casa, que en vez de preferir un pacto que aúne a 20 millones de españoles (es decir, al PSOE y al PP), prefiere otro que represente a los 45 millones de españoles. Absolutamente falso. Un eslogan estúpido marca de la casa. Sin embargo, la verdad es muy distinta. Juzgue por usted mismo. El censo electoral de España está formado por 34´5 millones de personas, de los cuales sólo participaron en 2004, 26´1 (el 75 %). El PSOE obtuvo 11 millones de votos y el PP 9´7. Como dice ZP, un pacto entre ambos supone un pacto de 20 millones de personas (y de votantes). Pero un pacto con todas las fuerzas políticas no daría lugar a un acuerdo de 45 millones de españoles, sino a lo sumo a un pacto de 26 millones de personas, que son los que votaron. Es más, un acuerdo del PSOE con sus aliados parlamentarios actuales (o sea, todos salvo el PP) sólo representaría a unos 14 millones y pico de votantes. A alguien le podrá parecer que este cálculo está manipulado porque excluye a los ciudadanos fuera de censo y a los que no votaron, pero no es cierto.

Veámoslo con escaños. Los escaños, al representar la soberanía nacional (que no popular) de todo el país, explican mejor este tejemaneje aritmético zapateril. El PSOE cuenta con 164 diputados, el PP con 148, y el resto de grupos los 38 escaños restantes. Ahí está reprensado todo el país, sobre la proporción, naturalmente, de los votos vertidos. Si el PSOE y el PP llegasen a cualquier acuerdo congregarían a 312 diputados (exactamente el 80% de los votos). En cambio, si el PSOE pacta con todos menos con el PP, el pacto sólo reuniría a 202 diputados. Las cuentas están claras, ¿no? La pregunta es pues ¿qué prefiere el Gobierno, un pacto que represente al 63% de los votos (pacto nacionalista), o uno que aúne al 80% (con el PP)? Está claro, el PSOE, a diferencia de los que proclama, prefiere asegurarse un pacto de 202 diputados, a otro de 312 diputados (el 80% de los votos, insisto) en el que los votantes del PP también puedan, podamos, estar representados.

¿Esa es la democracia de calidad al que se refería ZP en sus andanadas preelectorales? ¿Esta es la democracia de TODOS, o la de unos pocos, con la aquiescencia de su arcangélico máximo valedor? Como dijo magistralmente Rajoy ayer, el presidente del Gobierno “está tocado el violón mientras cabalga sobre un tigre”. Soberbio!

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