25 enero 2007

MIRAR PARA OTRO LADO. Política

La irresponsabilidad más grave de quien tiene un cargo político es la de mirar hacia otro lado cuando sucede algo que debería resolver. Esta generación de la clase política española padece esto con una singular renuencia a afrontar los verdaderos problemas de la sociedad, que es, somos, los que en definitiva les votamos y les pagamos (qué hastío produce tener que recordar esto). La política se ha convertido en lo peor que se puede convertir la misma: en dogmática. Si uno se para a pensar en qué consiste la actividad pública del todo este rebaño de desaprensivos que dirigen nuestra desdichado futuro público se da cuenta, más temprano que tarde, que la política se ha transformado en una “actividad dogmática”. Grave es que una función tan delicada e importante como la política se convierta en una papilla de teorías y dogmas buenistas y políticamente correctos, pero más grave es aún que todas teorías y dogmas se erijan sobre la indeterminación conceptual. Es decir, nuestra política se ha transformado en un siniestro conjunto de dogmas ininteligibles. La finalidad de ello: desesperanzar al ciudadano persuadiéndolo, no ya de intervenir activamente en la actividad política, sino de pensar siquiera algo por sí mismo. La táctica es sencillísima: si se le sustraen al ciudadano los conceptos (vaciándolos de significado o mutándolo) se le impide pensar, porque las cosas ya no son lo que son, ni son como eran.

Uno de estos conceptos desnudos de los que se sirve este socialismo nuestro que nos ha caído en des-gracia es el de la autoridad. La autoridad, tanto en la escuela como en la calle, ya no significa nada. ¿Por qué? Porque el fatídico pseudo-silogismo lógico-simplista siguiente lo destroza de raíz: “Franco era autoritario> el autoritarismo es franquista> la autoridad es la hija del autoritarismo> luego: la autoridad es hija del franquismo”. En conclusión, el término autoridad tendría que ser expulsado por la RAE por franquista! Muy bien. Pero sucede que ocurre que, mayormente, en total, más bien, resulta que…en fin: las bandas de sudamericanos se matan por las calles, exigen cuotas de abono a los vecinos de Alcorcón (baste como ejemplo) para poder echar unas canastitas al básket o para pasar por una acera determinada (“territorio latin”, dicen). La respuesta de la delegada del Gobierno, sin embargo, ha sido tajante a la par que tranquilizadora: “no existe problema alguno”, ha sentenciado esta otra lumbrera de cuota. Si es que las cuotas es lo que tienen…el igualitarismo forzoso. Esta “genia” de la realidad social madrileña se limito a decir que el asesinato de un joven el pasado sábado a manos de estos delincuentes latinos (“asociación cultural” en el Paraíso intelectual catalán) es un “problema de convivencia complejo”. O sea, vamos a ver si lo entiendo: que el problema existe, pero “no existe problema alguno”. Mmmmmmmmm. Sigo pensando, eh... Un “problema” que va a ser abordado por esta Ilustre Señora a través de una serie de medidas como el “diálogo con asociaciones de sudamericanos”. Pero vamos a ver, señora mía: cómo se puede ser tan sumamente cínico y cretino para hacerle creer al respetable que “no hay problema alguno” y a renglón seguido añadir que es un “problema complejo” que se intentará abordar (ojo al ímpetu de la Delegada gubernamental) desde todas las perspectivas, como el “diálogo” (ya tuvo que salir la palabrita…) con los sudamericanos; ¿pero no hemos quedado que no hay bandas, ni problema, ni sudamericanos?

Este es el terrible resultado del buenismo, la inepcia moral, la irresponsabilidad blindada, la trituración conceptual de la semántica tradicional y la abdicación funcional de esta piara de políticos socialistas que incluso se atreven a decirnos qué hamburguesas tenemos que comer! Como siempre, es mejor mirar hacia otro lado cuando la política pragmática te exige a gritos abandonar la estupidez dogmática a la que te dedicas.

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