16 marzo 2007

PROGRESISMO DE CUOTA. Política

El engendro legislativo que parieron ayer las fuerzas progresistas del Parlamento español constituye una calamidad tal que hasta los autodenominados progresistas (jamás progres) ha puesto reparos a la norma. Es cierto que este sector, digamos “crítico”, es rara avis en el proceloso universo del progresismo de consigna. Por mi parte lo diré claro: las cuotas son una humillación para la mujer, un insulto. El enchufismo institucionalizado, no ya por Decreto Ley como suele decirse, sino por Ley Orgánica! El coladero de la mujer incompetente e inepta, y el escape para que éstas, las incapacitadas, manchen la reputación y profesionalidad de otras, las brillantes, con la cancioncilla (que yo mismo me encargaré de patrocinar) de “mujer de cuota tenías que ser”.

No hace ni una semana que una revista cultural (tanto por el título como por el contenido) aneja a El Mundo recogía la opinión de una veintena de escritoras sobre el asunto. La mayoría de ellas se oponía al “régimen de cuotas”, desde Ana María Matute hasta Carmen Posadas pasando por gente tan facha como Almudena Grandes. Pero la opinión que subrayé entre todas fue la de Elia Barceló que sostenía que “no vamos a echar por la borda tantos años de lucha para que se nos respete intelectual y socialmente, para que la ley nos conceda los mismos derechos que a los hombres, y acabar ahora en la vergonzosa discriminación de la cuota”. Esto resume, esencialmente, mi opinión: las mujeres merecen, igual que los hombres, aquello que se han ganado, no aquello que la ley les asigna. Qué bochorno!

También ayer, en la tertulia de Concha García Campoy, un progre acomplejado pero de estética seria como es Antonio San José, proclamó lo que llevaba yo esperando que dijera un progre para utilizarlo a mi favor. “Hay que progresar”, dijo, “si surgen fallos en la ley, ya se iran remendando; pero lo que no podemos hacer es quedarnos igual”. Este es el ideario del progresista. Que vaya ideario! Hay que progresar! No matter the rest, que diría un inglés, es decir, qué más da si se avanza hacia el paraíso o hacia la garganta del averno. Eso es el progresismo: cambiar por cambiar, porque "las cosas no pueden quedarse igual" (sic!).

Ahora falta que esta política de cupos incorpore a este frenesí de igualitarismo la paridad de los negros, los musulmanes, los sarasas, los gitanos…, ah, y los de Logroño. Los logroñeses queremos nuestras cuota ya! Queremos mandar como los catalanes y estar todos los días en candelero. Que somos unos ineptos, vah, qué más da. Todo sea por el igualitarismo forzoso. Bendito progresismo.

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