14 diciembre 2006

LAS OTRAS FORMAS DE VIDA. Política

La señá Trujillo, la Ministra más ineficaz y desavisada del Gobierno (lo cual no es decir poco), cada vez que abre el pico hace que suba el pan. La última ha sido la de calificar a los okupas como una “forma alternativa de vida” (sic!). Estos Ministros que nos ha dado Dios (qué pecado habremos cometido, me pregunto) son unos filósofos que ríete tú de Kant y Ortega. “Formas alternativas de vida” dicen. Y uno se pregunta ¿cuáles son las formas típicas de vida y cuáles las alternativas? Gran pregunta, porque yo no conozco a ni siquiera a dos personas distintas que lleven “el mismo modo de vida”. Cada uno adopta alternativas a la de los otros, y éstos a la de aquellos. Sin embargo, parece que ser okupa (modo de vida que, por cierto, se está siendo tutelado con una locuacidad inquietante en los últimos tiempos; y lo que nos espera…) es una forma alternativa de vida, pero no respecto de “otras formas de vida” (las comunes, diríamos), sino respecto del resto. Ah, eso ya es otra cosa. Eso sí es cierto. Igual de cierto que cualquier otra forma de vida que en vez de respetar lo ajeno y de habitar en una casa con lo que se gana trabajando, se apropia de lo que no le pertenece (hurto/robo) so pretexto de que no estar dispuesto a pagar lo que cuesta.

En esta tesitura se encuentran los rateros, esos que roban carteras en las aglomeraciones del centro de la ciudad. Los trileros, esos otros que, en vez de ganar dinero trabajando como el común de los mortales (las “formas normales de vida”), se dedican a estafárselo a algún infeliz. Los asaltadores de chalets, cuyo modus vivendi no es otro que el allanamiento, la brutalidad, el asesinato y el desvalijo. O el de todos aquellos que, como los okupas, en vez de “vivir de una forma no alternativa” (o común), se dedican a aprovecharse de lo que no es suyo para parasitar la sociedad, bien entendido que la usurpación de inmuebles es una conducta sancionada penalmente (art. 245 C.p).

En mi época, aquel que incurría en un este tipo de actitudes tipificadas penalmente se llamaba delincuente. Ahora no. Ahora todo aquel que cumplimente cualquier delito tal y como lo describe el Código Penal, ya no es un delincuente ni nada por el estilo, sino “una persona que vive alternativamente”. Si el delito de usurpación es justo o no, es una cosa que no me corresponde juzgar a mí (aunque así lo creo, es decir, creo que su vigencia está perfectamente justificada), pero lo que no es admisible desde ningún punto de vista es que cuando nuestra progresía de balconcillo se quiere hacer la moderna (un poco más) se limite a decir lacónicamente que los okupas son “formas alternativas de vida”, porque si esto es así, supongo que la señá Trujillo no tendrá inconveniente en dejar que le okupen en ese despacho tan bonito y amplio que tiene… ¿no?

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