05 diciembre 2006

¿QUÉ SOY, PSOE? Política.

Nuestro socialismo real, como ya no sabe qué hacer para izquierdizarse cada día más, llega a unos parámetros que, bien pensados, pueden llegarle a poner a uno la piel de gallina. El parto de su última declaración urbi et orbe socialistorum resulta inquietante. “Constitución, laicidad y educación para ciudadanía” se titula este engendro ideológico y gramatical que pretende no sólo describir nuestra sociedad (ad urbi), sino además decirnos cómo somos lo que la habitamos (et orbe inclusive).

No creo que nadie me pueda rebatir que este socialismo real y subliminal (ZP dixit) que padecemos, siempre ha tenido una premisa para llevar a cabo sus objetivos (y/o fechorías): la de uniformar a la sociedad, aun a pesar de la misma sociedad, para homogenizar su ideario y alcanzar el fin. Lenin fue el que inauguró la expresión del “socialismo real”, que pasaba necesariamente por una sociedad ideal, basada en la igualdad, la justicia y el socialismo universal. El objetivo era claro y no se ahorraron medios (ni vidas) para llevarlo a cabo. El resultado lo conocemos todos, aunque algunos hayan grapado esas páginas en sus manuales de Historia (si es que los tienen). Nuestro socialismo también es real, es decir, prescinde de la realidad social para sobreponer su propia realidad (socialista/asocial) sobre aquella. El resultado, como no puede ser de otra manera, es un desaguisado dogmático salido, mucho me temo, de alguna logia no regular en la que los Hermanos socialistas han decidido volver a la acción social a la G.D.G.A.D.U (socialista, por su puesto).

Pero al margen de la filiación de “escuadra y compás”, la verdad es que este documento, sólo puede ser calificado de reaccionario (de la parte del socialismo real, claro), mezquino, anticatólico (porque, junto con las morcillas que se refieren al Islam, el panfleto está dirigido a la mendaz Iglesia Católica; de todas formas no sé cómo quieren Aliarse con las Civilizaciones criticando la verdad revelada del Profeta, pero en fin…), e incluso inconstitucional (que no “anticonstitucional”, como dice ahora mucho neófito en la materia). Inconstitucional, porque el art.16 de la (aún) vigente Carta Magma prescribe que “Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. Ahora resulta que la sociedad española es laica, cuando (nos guste o no, nos sorprenda o no) los españoles siguen siendo católicos (aunque sólo cuando les convenga). El PSOE se pasa el mandato constitucional por donde el Coloso de Rodas se pasaba los barcos. Todo sea para educar a la ciudadanía.

Uno de los crasos errores que cometió el Gobierno de la segunda República (a la que tanto apela nuestro socialismo real) fue el de ignorar la realidad católica de la España de los años ´30. Y la Historia se repite hoy: la sociedad es lo que nuestro Gobierno republicano cívico (¿?) nos dice a sus súbditos que somos o como debemos ser. Porque no se olvide que el socialismo, como digo, emplea como medio de socialización la homogenización del hombre masa (que diría Ortega). El socialismo real no puede aceptar que la sociedad sea distinta de cómo aquel la quiere o la necesita. El socialismo necesita peones que sirvan a sus objetivos colectivos, de ahí que si hay que decirle al ciudadano que no es lo que es, o que es inmoral ser lo que es, pues se le dice. Así, una vez colectivizada la conciencia social en aras de ese supraproyecto colectivo, el socialismo puede poner los pies sobre la mesa y empezar a mandar(nos).

Cuánta gratitud le debemos a nuestro socialismo real. Sin él, no sé qué seríamos. Acaso una conciencia vacía, o sea, una no-conciencia. En cambio, una vez concienciados por el Padre Social (por el G.A.D.U) de lo que somos y de lo que debemos hacer y pensar (a saber: ser ateos, anticlericales, socialistas, laicos y modernos), el socialismo nos ha convertido en verdaderos ciudadanos. En ciudadanos socialistas! En ciudadanos modernos! En progres(-sistas), en ciudadanos libres, por fin!

Así que loemos todos: “Oh, socialismo. Qué es lo que debo pensar? Oh, socialismo, qué es aquello que debo hacer? Oh, qué hacer, cómo actuar? Oh, socialismo. Dime, qué es lo que soy; oh, PSOE, tú, oh Gran Arquitecto del Universo, Gran Conciencia Social, qué soy?

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