
Sin embargo, las frases correctas y las honestas intenciones no son cosa de Carod. Una vez agachada la cabeza ante el contenido de la futura norma estatutaria, la acaba de alzar de nuevo para advertir que estará sujeta a un plazo de caducidad. Vamos, que tampoco se van a liar mucho con el tema porque una vez que se haya a probado definitivamente, empezarán a joder otra vez para reformar el Estatuto neonato, y así sucesivamente. Hay que entender, como también es natural, que llegará un punto en el que los mozos de Ezquerra querrán que el Estatuto se salga del tiesto, en cuyo caso ya estaríamos hablando de otra cosa distinta.
Resulta francamente inquietante que tras tantas contemplaciones por parte del Gobierno Central hacia las pretensiones estatutarias de ciertas comunidades autónomas, éstas ya anuncien que lo que se vaya a aprobar está obsoleto aun antes de haber nacido. Así que ZP tendrá que entrevistarse en el futuro con Carod para recibir sus demandas y para reiniciar este juego de nunca acabar.
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