19 diciembre 2005

LOS PATRIOTAS Y EL BOBO SOLEMNE. Política

Nuestros inefables políticos ya no saben qué inventarse para poner a parir a los de enfrente. La imaginación funciona a la orden el día y al que no se le ocurre algo corre el riesgo de que se la caigan los pantalones de golpe: caso de don José Blanco (Pepiño para los amigos, y especialmente para los enemigos), para el que el único calificativo existente para esputar al PP es de “extremistas” y/o “extrema derecha” (Pepiño es un genio, y los genios no necesitan explicación).

La última andanada la ha protagonizado ZP a propósito de su “óptima” negociación en los presupuestos de la Unión Europea (cosa de la que me ocuparé próximamente). Se pone a sacar pecho y de repente suelta eso de que “otros van de patriotas” pero son meros “patriotas de hojalata”, no como él, que es un patriota modélico. Y Rajoy le responde (indirectamente) que él es un “bobo solemne”. Corto se ha quedado Mariano, o largo. Porque lo de “bobo”, es verdad que lo es, pero lo de “solemne”… Aquí la jurisprudencia se divide. Lo que más me extraña es que saque ahora ZP lo del patriotismo.

La “patria” es un término (en el que, vaya por delante, no creo) que, como todos sabemos, no suele utilizarse a menudo. Al contrario, es una palabra que tiene cierta connotación negativa, con razón. La “patria” ha servido otrora a dictadores, dictadorzuelos y aspirantes a serlo, aquí y allá, para sacramentalizar el concepto de la unión de un determinado país a los designios de la voluntad caprichosa de sus líderes. Cierto. No hay nada como apelar a la “patria” para que el pueblo se sienta interpelado de forma inmediata a incorporarse a ella, o bien a abandonar la unidad de destino universal de aquella. Naturalmente, la primera de estas dos opciones es la que integra a los que no quieren desertar de tal misión. Ahora las cosas cambian todos los días a través de las manipulaciones terminológicas de los políticos, y en concreto los de la supuesta “izquierda”. Básicamente por dos razones: porque la supuesta “derecha” ha rehusado hace mucho a emplear tales conceptos para despojarse definitivamente de ese matiz peyorativo, y en segundo lugar, por el apoderamiento impúdico que la “izquierda” ha hecho de toda esta nomenclatura vacante. No verá usted a Rajoy presumir de “patriota”, no. ¿Por qué? Porque, como digo, está feísimo que un “no izquierdoso” emplee esa expresión, ya que inmediatamente se le tacharía de “derechoso” y “carca”. En cambio, la “nueva izquierda” (que, como ya he dicho en alguna otra ocasión, no es ni nueva ni es nada) es libre de perfumar su discurso de “patrias”, “Naciones”, y todo lo que se les venga en gana. Nadie se lo va reprochar, porque como son una “nueva izquierda”, ni ellos mismos saben ni lo que son, ni lo que quieren ser, así que también lo ignoramos el resto. Si hay que defender a la “Nación”, se la defiende sin complejos, pronunciando la palabra “Nación” como quien mastica un polvorón en la boca. Si tienen que declarase “patriotas”, adelante. Juegan con ventaja porque saben que sólo ellos pueden pronunciar ese vocablo. Están en su perfecto derecho de hacerlo.

La cuestión es que la manipulación que se hace del “patriotismo” y la “Nación” es tan nauseabunda como la que hicieron en esas otras épocas aquellos otros.

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