20 septiembre 2006

HACIA UN PARTIDO ÚNICO. Política

Ser seguidor del PP se ha convertido en los dos últimos años en actividad de riesgo. Ya lo era en el País Vasco y Cataluña desde hace mucho, pero ahora la epidemia se ha extendido a toda España. O quizá sea mejor decir “al resto de España”. Después de contemplar la puesta en escena del rechazo a las iniciativas del PP sobre la verdad del 11-M no creo que nadie lo niegue un minuto más. Hoy ha sido esto, mañana será lo otro y ayer fue lo que ya sabemos. Lo importante es marginar al PP "como sea". La imagen es desoladora cuando uno mira esa rueda de prensa “a 7 bandas” en la que aparece el PSOE junto a “los ilustres”: CC, IU, ERC, PNV, NB y el PSC (se entiende que como partido distinto y separado, claro). Qué cuadrilla.

Estos apaños bastardos entre los citados grupos parlamentarios tienen, en el fondo, un objetivo común: la eliminación del PP. Poseedora, como es, la izquierda, de la verdad, la moralidad, la solidaridad y todo esos principios tan almibarados, es lógico que habitualmente se permitan el lujo de sacarle las vergüenzas al PP, “la extrema derecha”, como dicen ellos, para machacar al ciudadano con el lema “PP=extrema derecha”. A pesar de ser una táctica deplorable y pueril, no diría yo que no les da resultado. Ni mucho menos.

Una vez que eliminemos al PP, objetivo primordial de cualquier partido digno de denominarse así y democrático que se precie de ello, ya sólo nos quedará, por fortuna, un partido al que votar: el PSOE. Porque votar a sus actuales acólitos sería tontería. Para qué nos vamos a engañar. Será entonces cuando la Democracia habrá llegado a su cenit. Sin posibilidad ya de votar, ni pensar siquiera, en idea alguna que no sea el socialismo real (que ninguno de nuestros progres profesa, por cierto), todo será perfecto y el PSOE gobernará per secula seculorum. Amén.

Qué maravilla. Oh! Qué llegue ya el día, por Dios.

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