14 septiembre 2006

LA INDEPENDENCIA NO SIRVE DE NADA. Política

No lo digo yo, lo dijo Maragall en la Diada. Es más, no es que no sirva de nada sino que “es ridícula”. Coño, lo que hay que oír! Si uno se pone a pensar, no tarda en darse cuenta de que, efectivamente, los catalanes no gozan precisamente de fama de dogmáticos. Al contrario, su notoriedad de peseteros les ha convertido en una de las razas más avispadas para el negocio (la influencia hebrea perdura). Por eso, para conseguir una peseta, el catalán (según tengo entendido) recurre al dogma que sea menester. Y así ha sido.

Una vez reivindicado el origen antediluviano de la raza catalana, y una vez aprobado el Estatuto en base a ello, Maragall dice que ya han conseguido lo que querían. Claro, así se entiende que la independencia ya no les haga falta para nada. Si tienen lo que quieren y el Estado español (como dicen ellos) sólo es “residual”, aunque pagano, pues ¡viva España! (con perdón, eh…). Si ya decía yo. Dónde van a ir a parar, si tienen firmadas las inversiones de los tres próximos años. De esta forma se entiende meridianamente bien por qué la independencia es inútil y ridícula: si Cataluña fuera independiente no tendría, en principio, la más mínima posibilidad de pedirle limosna al Estado español, en cambio, si tienen lo que quieren y además siempre tienen la posibilidad de coaccionar al Estado para que les monte otras olimpiadas, otro Forum, el AVE o cualquier otra mandanga con vitola cultureta, pues mejor que mejor. Cla!

Sólo una cosa a modo de “post data”: espero que el Tribunal Constitucional resuelva pronto (muy pronto) la inconstitucionalidad del Estatut, porque mucho me temo que tanto regocijo nacionalista va a asistir próximamente al capítulo de la decepción.

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