20 enero 2006

ROBO EN LA NOCHE. Política

El atraco a mano armada (policía nacional presente) al archivo de la guerra civil ha sido el último capítulo de la desfachatez de este nuestro Gobierno, regido por la “ley de la peonza”: enróllala, tírala y que sea lo que Dios quiera. Vergonzoso. Lo peor es que este tipo de atropellos siempre tienen una misma dirección: de los más desgraciadillos a los más soberbios del país (del Estado, dirán estos últimos). Hoy es Salamanca, pero mañana querido lector, será Logroño, Soria, Teruel (si es que aún existe para entonces) o cualquier otro villorrio ignoto. Y por si fuera poco, la ministra de incultura, apostilla (o mejor, apuntilla): este expolio se ha perpetrado para “permitir que nadie más haga política de enfrentamiento de unas comunidades autónomas con otras (sic; será “contra” otras), y de unos españoles con otros (sic, idem)”. Vergonzoso, lo dicho.

Y a todo esto, Jesús Caldera oriundo de la ciudad castellana, parece que aún no ha sido encontrado cadáver. En su época en la política regional sentenció que esos papeles sólo saldrían por encima de su cadáver… Vergonzoso.

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