Tanto en política como en los negocios, no hay nada como tener el culo prieto para empezar a decir tonterías. En esta ocasión, el del culo prieto es Ricardo Fornesa (antes Ricard Fornesa), presidente de La Caixa a la sazón. A la vista de la que se está preparando en su "nación" (no olvidemos que él fue uno de los empresarios catalanes que ha apoyado el Estatut) ha decidido hacerse el amigo de su querida España. Cuando empiezas a tener retorcijones intestinales lo mejor es decir que la Caja que presides “es española, profesional, apolítica, emprendedora, y con una gran vocación social”. Para despejar dudas. Así que ya veo que a La Caixa le va a pasar casi lo mismo que al PSOE, que es el partido de las cuatro mentiras (como ya he señalado en alguna ocasión por aquí abajo). Veamos.
Primero, dice que es “española”. Que no le oiga Bargalló, porque lo crucifica en menos que sabotea otra remesa de Codorniu. Pero cuidado, aclara Fornesa que “La Caixa es española “jurídicamente” porque tiene su domicilio social en Cataluña. Muy-bien: la “m” con la “a”, “ma”. Muy-bien, muy-bien. Pero nótese que es española sólo “jurídicamente”, no española-española; en fin…
Segundo, La Caixa es “profesional”. Eso pensábamos todos, porque ya se sabe que los Bancos no te perdonan ni la calderilla. Pero oh sorpresa, desde que nos hemos enterado que van perdonando deudas por ahí a los que les preparan OPAS, la cosa ya no me queda muy clara. Segunda mentirijilla pues.
Tercero, “apolítica”. Esto sí que no me lo trago. Si por algo se ha caracterizado La Caixa es por dar cobijo a los políticos nacionalistas catalanes de los sucesivos Gobiernos de Pujol y ahora de Maragall, a saber: Narcis Serra, a día de hoy. Es más, si fuera “apolítica” no hubiera firmado el manifiesto del empresariado catalán a favor del Estatut. Así que el cuento de que La Caixa es “apolítica” cuénteselo usted a otro.
Cuarto, “emprendedora”. Ya lo creo que La Caixa es emprendedora, es capaz de embarcarse en la corsa pirata del Estatut al abordaje de la Constitución y de Endesa (uno de los navíos bucaneros símbolos de la privatización aznaril). Emprendedores desde luego sí que son, eso no se lo vamos a negar.
Y quinto, “con una gran vocación social”…, y “porque no les queda otra”, habría que añadir. Las Cajas están obligadas por ley a destinar los beneficios que no hayan de destinarse a dotar las reservas, a la obra social. La vocación social, por tanto, la pone la ley.
Desde luego, qué cosas tiene que llegar a decir uno para no perder la clientela. Le ha faltado decir aquello de que La Caixa es “una, grande y libre”, que aunque sea una frase de mala prensa es mucho más cierta que lo de “española, profesional, apolítica…”.
Blog de opinión política y sociedad + crítica de discos.
30 noviembre 2005
29 noviembre 2005
ÉXITO ABSOLUTO…COMO SEA. Política
Tenemos un presidente que es la “otia” (que diría aquel). Organiza una cama redonda de moros y cristianos, y a la vista de que se le van a escapar vivos se inventa la “Parodia de las Civilizaciones”… como sea. Resultado: éxito absoluto…como sea. No, si la frase no tiene más, la cuestión es comprobar la habilidad de “nuestro ZP” para llevar a buen puerto una reunión de estas características. El Boletín Oficial del Régimen (El País) le echó la culpa a los Israelíes, sin más (ya se sabe que lo progre es defender a los pueblos oprimidos). Moratinos, que es un gran estratega (…), debería saber que ambos postores de Jerusalem no se hacen carantoñas por las buenas, y que, desde luego, él no va a ser quien lo consiga.
A la reunión además faltaron varios de los malos-malísimos: los líderes de Marruecos (con lo colega que es el morito Mojamé de ZP), Túnez, Egipto, Jordania o Argelia. Eso sí, no hay que quitarle mérito a nuestra diplomacia: se consiguió un acuerdo (aunque fuera como fuera…) sobre el rechazo del “terrorismo”. Sólo queda pendiente definir el término, detalle sin importancia. Pero aunque no tenga importancia, ZP debería haberse afanado por lograr (como fuera…) una definición de “terrorismo”, porque si no existe previamente el concepto no puede serle predicado nada. Es decir, si no sabemos qué es el “terrorismo” no podemos condenarlo. Sucede lo mismo con el arte, lo hermoso o la maldad. Si no sabemos en qué consisten, no podremos concluir si algo es artístico, bello o malvado. Pero vamos, detalles sin importancia.
Como detalle también sin importancia es que, entretanto, don José-Pepe Bono estuviera haciendo las delicias de los Venezolanos en la “República bananera” modelo de Suramérica. ¿Y si Chaves y Bono pensaran en montar un circo? Como espectáculo son unos genios! Como políticos: nefastos. Peligrosísimo el primero, y grotescos ambos.
A la reunión además faltaron varios de los malos-malísimos: los líderes de Marruecos (con lo colega que es el morito Mojamé de ZP), Túnez, Egipto, Jordania o Argelia. Eso sí, no hay que quitarle mérito a nuestra diplomacia: se consiguió un acuerdo (aunque fuera como fuera…) sobre el rechazo del “terrorismo”. Sólo queda pendiente definir el término, detalle sin importancia. Pero aunque no tenga importancia, ZP debería haberse afanado por lograr (como fuera…) una definición de “terrorismo”, porque si no existe previamente el concepto no puede serle predicado nada. Es decir, si no sabemos qué es el “terrorismo” no podemos condenarlo. Sucede lo mismo con el arte, lo hermoso o la maldad. Si no sabemos en qué consisten, no podremos concluir si algo es artístico, bello o malvado. Pero vamos, detalles sin importancia.
Como detalle también sin importancia es que, entretanto, don José-Pepe Bono estuviera haciendo las delicias de los Venezolanos en la “República bananera” modelo de Suramérica. ¿Y si Chaves y Bono pensaran en montar un circo? Como espectáculo son unos genios! Como políticos: nefastos. Peligrosísimo el primero, y grotescos ambos.
27 noviembre 2005
METAFÍSICA DEL DIÁLOGO. Política
Soraya Sáenz de Santamaría, esa chiguita tan mona del PP, hizo una reflexión hace poco que a mí no se me había ocurrido hasta entonces, y que a partir de ahora llevaré a todas mis conversaciones, o monólogos, sobre el tema. Dice la responsable de política autonómica de los populares que ZP falsea los términos, y en concreto, uno de sus preferidos: el diálogo. En efecto, comentó ella que “el diálogo no es un fin en sí mismo, sino un instrumento para llegar a acuerdos”. Exacto. El diálogo, como todo, tiene su metafísica, su propia esencia, que no consiste en otra cosa que en entenderse, comprenderse y, en su caso, en llegar a un consuno. Para ZP, en cambio, el diálogo, en un fin en sí mismo, es decir, basta con que exista para sentirse satisfecho. Por eso dice la Rajoy´s girl que “al Gobierno le interesa escenificar más el diálogo que el diálogo en sí”. Exacto. Para ZP el diálogo es una opereta que sólo sirve para engordar su álbum de fotos o para incrementar el sumatorio de las veces que se ha reunido con este o con el otro. Los acuerdos y el entendimiento son otro cantar. Eso queda para las ocasiones especiales y para los invitados ilustres. El diálogo de ZP es un diálogo de aquella manera, como todo lo que redefine ZP. Son conceptos reinventados por él mismo, que él mismo ha puesto de moda y que la progresía patria engulle y acepta con inexplicable regocijo.
El TBO publicaba siempre en su primera página el llamado “diálogo de besugos”, en el que a partir de cualquier palabra pronunciada por uno de los protagonistas, el otro respondía con alguna incoherencia absurda que, a su vez, era replicada también absurdamente por el primero. Al final, el diálogo de los besugos acababa con aquello de “pues eso; pues lo que yo decía”. A ZP le ocurre lo mismo, y no porque se reuna con ningún besugo sino porque él sí lo es.
El TBO publicaba siempre en su primera página el llamado “diálogo de besugos”, en el que a partir de cualquier palabra pronunciada por uno de los protagonistas, el otro respondía con alguna incoherencia absurda que, a su vez, era replicada también absurdamente por el primero. Al final, el diálogo de los besugos acababa con aquello de “pues eso; pues lo que yo decía”. A ZP le ocurre lo mismo, y no porque se reuna con ningún besugo sino porque él sí lo es.
25 noviembre 2005
LAS CIUDADES OCUPADAS. Política
Así califica Marruecos a Ceuta y Melilla, como "dos ciudades marroquíes ocupadas por España". Y no es que sean conjeturas mías, sino que la frase la ha pronunciado hace unos días el ministro alauí Farsi Fihri.
Que “el vecino moro del sur” tenga este concepto sobre estas Ciudades Autónomas ya lo sabíamos. También sabíamos que ciertos elementos del PSOE como un tal Carvajal, abogan por la “devolución” de las dos plazas a Marruecos, o bien compartir la soberanía sobre ambas. Pero lo que ya no me encaja es que hace una semana ZP haya acudido a honrar los 50 años de la independencia del califato africano y a su gran aliado musulmán la haya faltado el tiempo para reiterar su intención de “recuperar” estas ciudades españolas. Con lo amigos que son ZP y el morito Mojamé.
Esto le pasa por aliarse con los villanos del Orbe: los Mojamés, los Chaves y los Castros respetan al prójimo tanto como respetan a su propio pueblo, o sea: nada.
Que “el vecino moro del sur” tenga este concepto sobre estas Ciudades Autónomas ya lo sabíamos. También sabíamos que ciertos elementos del PSOE como un tal Carvajal, abogan por la “devolución” de las dos plazas a Marruecos, o bien compartir la soberanía sobre ambas. Pero lo que ya no me encaja es que hace una semana ZP haya acudido a honrar los 50 años de la independencia del califato africano y a su gran aliado musulmán la haya faltado el tiempo para reiterar su intención de “recuperar” estas ciudades españolas. Con lo amigos que son ZP y el morito Mojamé.
Esto le pasa por aliarse con los villanos del Orbe: los Mojamés, los Chaves y los Castros respetan al prójimo tanto como respetan a su propio pueblo, o sea: nada.
21 noviembre 2005
REVISIONISMO HISTÓRICO A LA CARTA. Política
Hay que reconocer que la manida metáfora de los “cocinados” del CIS es bastante pánfila. En cualquier caso, la encuesta que acaba de aliñarnos ha añadido unos ingredientes (por seguir el rollo metafórico) que a uno le dejan “como un poco así”, ¿me explico, no? Pues eso. Dejando al margen el descenso de popularidad (término muy americano, por cierto) de nuestro único líder, la cosa es que el CIS ha incluido el “revisionismo histórico parcial”. Vamos, que es como en esos restaurantes (por abundar en la metáfora) en los que pides cualquier cosa y el camarero te responde que no les queda; te decides por otra opción del menú, y lo mismo. El CIS, igual. Ahora le ha dado por preguntar por las víctimas de la guerra civil. Tóquese el níspero, Don Agapito. Que si se han cometido injusticias por el olvido, que si fueron caídos en ambos bandos y no sé cuantas tonterías más.
Esto de los “menús parcialmente mutilados” es la pera. Vamos a ver, por ejemplo, el abuelo de un servidor fue a la guerra con 16 años, en el bando nacional porque aquí le tocó (a pesar de que sigue siendo más republicano que la Marsellesa). Bien. Si a mí abuelo le preguntas sobre estas cosas, lo más probable es que te diga que no se acuerda. Durante la guerra estuvo en Segovia, Burgos y Albacete. Pero ya no se acuerda mucho, ni quiere. Hombre, las batallitas han sido inevitables, pero lo típico.
El revisionismo histórico al que tan aficionado es nuestro Gobierno no sólo es peligroso y poco recomendable, sino que además fomenta el “contra-revisionismo contra-histórico”, o lo que es lo mismo, la revisión de la historia, pero de otro tramo de la misma. Es decir: ¿por qué no pregunta el CIS por la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas?, ¿por qué no se pone a encuestar sobre las guerras carlistas, 3 guerras, 3?, ¿por qué no pregunta sobre la opinión que tiene la gente de la República?, ¿de la primera o de la segunda?, ¿de la española o de la romana previa al imperio?, ¿por qué no nos consulta sobre la guerra de sucesión, el Archiduque Carlos, y Felipe V?, los nacionalistas están con ello todo el día. En definitiva, ¿por qué no dejan de hacer el lila con estas insensateces que no conllevan nada positivo? ¿Por qué no nos preguntan por las listas de espera para los médicos especialistas?, ¿por qué no nos preguntan por el Estatut de Cataluña y sobre el concepto que cada cual tenga de la nación, o de su nación?, ¿por qué no preguntan por aquello de lo nos gustaría ser preguntados?
Lo único que nos ha interesado de las aventuras de mi abuelo en la guerra fue si mató a alguien. Es lo que le hemos preguntado toda la vida. Y siempre nos ha contestado lo mismo: no. Siempre le hemos creído. Y desde que dejamos de ser críos no hemos insistido más, que es lo que deberían hacer otros.
Esto de los “menús parcialmente mutilados” es la pera. Vamos a ver, por ejemplo, el abuelo de un servidor fue a la guerra con 16 años, en el bando nacional porque aquí le tocó (a pesar de que sigue siendo más republicano que la Marsellesa). Bien. Si a mí abuelo le preguntas sobre estas cosas, lo más probable es que te diga que no se acuerda. Durante la guerra estuvo en Segovia, Burgos y Albacete. Pero ya no se acuerda mucho, ni quiere. Hombre, las batallitas han sido inevitables, pero lo típico.
El revisionismo histórico al que tan aficionado es nuestro Gobierno no sólo es peligroso y poco recomendable, sino que además fomenta el “contra-revisionismo contra-histórico”, o lo que es lo mismo, la revisión de la historia, pero de otro tramo de la misma. Es decir: ¿por qué no pregunta el CIS por la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas?, ¿por qué no se pone a encuestar sobre las guerras carlistas, 3 guerras, 3?, ¿por qué no pregunta sobre la opinión que tiene la gente de la República?, ¿de la primera o de la segunda?, ¿de la española o de la romana previa al imperio?, ¿por qué no nos consulta sobre la guerra de sucesión, el Archiduque Carlos, y Felipe V?, los nacionalistas están con ello todo el día. En definitiva, ¿por qué no dejan de hacer el lila con estas insensateces que no conllevan nada positivo? ¿Por qué no nos preguntan por las listas de espera para los médicos especialistas?, ¿por qué no nos preguntan por el Estatut de Cataluña y sobre el concepto que cada cual tenga de la nación, o de su nación?, ¿por qué no preguntan por aquello de lo nos gustaría ser preguntados?
Lo único que nos ha interesado de las aventuras de mi abuelo en la guerra fue si mató a alguien. Es lo que le hemos preguntado toda la vida. Y siempre nos ha contestado lo mismo: no. Siempre le hemos creído. Y desde que dejamos de ser críos no hemos insistido más, que es lo que deberían hacer otros.
20 noviembre 2005
EL MODELO SOCIAL EUROPEO. Política
Lástima que ciertas cosas no las escuchemos en su debido momento. En cualquier caso quiero dejar aquí plasmado desde ahora una palabras del “padre” de la Constitución Europea, Giscard d´Estaing. Dijo el otro día (el 16 de noviembre de 2005, me interesa que consten todos los detalles) en Madrid que “las instituciones europeas tienen que darse cuenta de que no existe el modelo social europeo y por tanto no se puede imponer. Europa está constituida por multitud de modelos sociales diferentes y es su obligación dejar muy claro a todos los ciudadanos que no se puede imponer un modelo social y que ningún europeo va a imponer a otro su modelo social”. La verdad, esto es algo insólito, pero lo tenía que haber advertido a los votantes de la Carta Magna europea en su momento. De todas formas dejo aquí esto apuntado para poder traerlo a colación la próxima vez que los euro-iluminados nos pidan el voto para el próximo referendo.
Aunque ahí no acaba todo. El ex presidente galo reiteró su oposición a la incorporación de Turquía a la UE, comparándola con la hipotética adhesión de Méjico a estados Unidos. “Es un contrasentido -señaló-. Tendría el doble de parlamentarios que España, y como país más pobre y poblado de Europa acabaría por desequilibrar todos los principios financieros que ha venido aplicando la UE”. To-ma-ya!
Aquí queda. No lo he dicho yo, lo ha dicho el redactor de la Constitución Europea. Ahora va usted y la vota.
Aunque ahí no acaba todo. El ex presidente galo reiteró su oposición a la incorporación de Turquía a la UE, comparándola con la hipotética adhesión de Méjico a estados Unidos. “Es un contrasentido -señaló-. Tendría el doble de parlamentarios que España, y como país más pobre y poblado de Europa acabaría por desequilibrar todos los principios financieros que ha venido aplicando la UE”. To-ma-ya!
Aquí queda. No lo he dicho yo, lo ha dicho el redactor de la Constitución Europea. Ahora va usted y la vota.
17 noviembre 2005
“SPANYA” Y EL “AV”. Política
No, este título no es un juego de palabras, se trata de la “nueva Spanya”. Sabemos de sobra el odio que se le tiene a España desde que los retro-progres gobiernan con el nacionalismo catalán. Nada nuevo. Lo nuevo es lo de empezar a cambiar nombres, enmendar rúbricas y transformar emblemas. La última es la del “AVE”, el “Alta Velocidad Español”, que ahora ya no es español, es simplemente “Alta Velocidad”, sin españolizar. ¿Por qué? No lo sé, pero lo sospecho.
Todo lo que se hace en Spanya tiene que ser neutro, laico, progre y/o rojo. ¿Por qué? Porque como ya sabemos España no es un país ni una nación. Vamos, que no es nada. Y como no es nada, no pasa nada si le empezamos a quitar letras. De “España” lo más ofensivo para los que no se consideran españoles es la vocal que se utiliza para identificarla: la “E”. España oprime, veja, constriñe, exprime y humilla a las “naciones” que forman parte del “Estado”. Esto también lo sabemos todos. Pero de ahí a que se le empecen a quitar atributos hay un trecho. Los nacionalistas se dedican con afanoso ahínco a “roer a España” poco a poco, como las termitas se comen un armario de nogal. Tardarán dos días, dos meses o dos años, pero se lo comerán. Los nacionalistas son iguales: van royendo la entraña de España y la están dejando en el esqueleto. Hay que admitir que, aunque no comparta sus fines, cumplen con su obligación. Lo malo es que hay alguien que mande más que ellos que se lo consienta, por ejemplo, el Gobierno Central de España.
Ya digo que no sé por qué la “Alta Velocidad” ha dejado de ser “española”, aunque como digo, lo intuyo. Todo lo “español” (y la “Alta Velocidad” no es una excepción) es perverso, franquista, derechoso, abyecto, hostil y tiránico. Y la “Alta Velocidad” no podía ser diferente. Así que alguien ha estimado que lo mejor es quitarle el adjetivo “español” a la “Alta Velocidad” por si “otro alguien” se molesta. Faltaba más. Se quita lo de “español” y lo que sea menester. Lo único es que ahora la “Alta Velocidad” se hace impronunciable: “mañana cojo el av”, dirá alguno. ¿Y qué es eso del “av”?, se preguntarán otros. Pues la “Alta Velocidad” desespañolizada. Evidente.
El imbécil que le ha quitado la nacionalidad a nuestra “Alta Velocidad”, además de imbécil tiene poca imaginación. Qué bien podría haberse dejado al “AVE” como estaba: unos, que la llamaran “Alta Velocidad Española” y otros, “Alta Velocidad Estatal”, y así contentos todos, ¿no?
La cosa es roer a España.
Todo lo que se hace en Spanya tiene que ser neutro, laico, progre y/o rojo. ¿Por qué? Porque como ya sabemos España no es un país ni una nación. Vamos, que no es nada. Y como no es nada, no pasa nada si le empezamos a quitar letras. De “España” lo más ofensivo para los que no se consideran españoles es la vocal que se utiliza para identificarla: la “E”. España oprime, veja, constriñe, exprime y humilla a las “naciones” que forman parte del “Estado”. Esto también lo sabemos todos. Pero de ahí a que se le empecen a quitar atributos hay un trecho. Los nacionalistas se dedican con afanoso ahínco a “roer a España” poco a poco, como las termitas se comen un armario de nogal. Tardarán dos días, dos meses o dos años, pero se lo comerán. Los nacionalistas son iguales: van royendo la entraña de España y la están dejando en el esqueleto. Hay que admitir que, aunque no comparta sus fines, cumplen con su obligación. Lo malo es que hay alguien que mande más que ellos que se lo consienta, por ejemplo, el Gobierno Central de España.
Ya digo que no sé por qué la “Alta Velocidad” ha dejado de ser “española”, aunque como digo, lo intuyo. Todo lo “español” (y la “Alta Velocidad” no es una excepción) es perverso, franquista, derechoso, abyecto, hostil y tiránico. Y la “Alta Velocidad” no podía ser diferente. Así que alguien ha estimado que lo mejor es quitarle el adjetivo “español” a la “Alta Velocidad” por si “otro alguien” se molesta. Faltaba más. Se quita lo de “español” y lo que sea menester. Lo único es que ahora la “Alta Velocidad” se hace impronunciable: “mañana cojo el av”, dirá alguno. ¿Y qué es eso del “av”?, se preguntarán otros. Pues la “Alta Velocidad” desespañolizada. Evidente.
El imbécil que le ha quitado la nacionalidad a nuestra “Alta Velocidad”, además de imbécil tiene poca imaginación. Qué bien podría haberse dejado al “AVE” como estaba: unos, que la llamaran “Alta Velocidad Española” y otros, “Alta Velocidad Estatal”, y así contentos todos, ¿no?
La cosa es roer a España.
16 noviembre 2005
“…así se explica y define el absurdo estado de ánimo que las masas revelan: no les preocupa más que su bienestar, y al mismo tiempo son insolidarias de las causas de ese bienestar. Como no ven en las ventajas de la civilización un invento y construcción prodigiosos […] creen que su papel se reduce a exigirlas perentoriamente, cual si fuesen derechos nativos. En los motines que provoca la escasez, las masas populares suelen buscar el pan, y el medio que emplean suele ser destruir las panaderías”.
José Ortega y Gasset. "La rebelión de las masas".
15 noviembre 2005
EDUCACIÓN. Sociedad/política
El tema de la trajinada educación es demasiado complejo como para poder comentarlo en unas pocas líneas. La forma de educar, los centros docentes, la mezcla (“cohesión”, según la Ministra) de niños extranjeros (con dificultades de comprensión) con los españoles, los planes de estudio, la religión, la intervención de las Comunidades Autónomas en la planificación de la enseñanza y su adoctrinamiento anejo, etc. Vaya por delante, en cuanto a esto último, que cada día soy más partidario de un centralismo más acusado, o lo que es lo mismo, de una menor descentralización de ciertos asuntos comunes, que son en definitiva los que “cohesionan”, estos sí, a un país. Sí: a España. Resulta lamentable que la educación de un niño de Huesca sólo tenga en común con la de uno de Lérida el 55%, como máximo (como pretende el Gobierno).
Entre todos estos aspectos que abarca la educación quiero hacer hincapié en uno de ellos, los demás se me escapan, a pesar de que he intentado leer todo lo que he podido sobre el asunto. Según sé, los grandes defectos de la LOGSE han sido desde el principio la forma y el contenido de la enseñanza. Es decir, el modo en el que se ha venido impartiendo conocimientos a los niños, y la enjundia de lo explicado. Una de las cosas que han denunciado constantemente tanto profesores como padres ha sido que la LOGSE establecía los contenidos en función del alumno y no al revés. Dicho de otra forma, la LOGSE parte de una premisa irrefutable: “el niño no quiere aprender”, de modo que la consecuencia que se extrae es la siguiente: “enseñémosle sólo aquello que esté dispuesto a aprender, ya que todo lo demás es superfluo, se generan traumas al alumno y los resultados son contraproducentes”.
Las neo-doctrinas psicológicas de finales de los ´80 abrieron el cauce para que el progresismo socialista asumiera como propias las mismas sobre una representación falsa de la experiencia en otros países. Los resultados están encima de la mesa. La desposesión que han sufrido los maestros de su poder disciplinario han convertido las aulas en centros de concentración de jóvenes desganados en los que se ha producido algo insólito hasta la fecha: los alumnos agraden a los profesores, les amenazan e imponen su ley tanto sobre el resto de compañeros como sobre el propio tutor. A esto nos ha llevado el sistema progre de enseñar, el sistema del diálogo con el alumno para poderlo suspender, el paso de curso ope legis, el analfabetismo funcional y el desánimo tanto de profesores como de alumnos.
La premisa de que el alumno es de por sí pasivo ante la educación, como digo, es inatacable, pero precisamente es ahí donde está la clave del tema: una de dos, o se sigue subordinando la educación al interés del niño, o por el contrario se le impone coactivamente la misma. Sin duda esta segunda opción es la que debe sostenerse. Y lo sostengo no sólo por convicción, sino por experiencia. Servidor, como muchos otros, ha padecido ambos sistemas: el de la tolerancia y el desgobierno, en EGB, y el de la disciplina y el estudio riguroso, a partir de BUP. Hasta la fecha. El resultado es el siguiente: llegué al instituto sin saber lo que era un adverbio, aunque (eso sí) la marquetería y los collages con alubias y garbanzos los dominaba a la perfección. A partir de lo que tuve que estudiar en el bachillerato soy lo que soy, ya que en otro caso tendría que activar el corrector ortográfico de Word para poner no meter la pata. A todos nosotros se nos impuso el estudio "por la fuerza" y no estamos traumatizados. No matamos a la gente por la calle, y cedemos a las viejecitas el asieto en el metro.
La disciplina y el poder director de los profesores son la esencia de todo el asunto. Lo demás, efectivamente, es secundario. El respeto a la formación es la premisa de la que debe partir el sistema educativo. Si el niño tiene que repetir curso tres veces, que repita. Que no quiere estudiar, a FP, como toda la vida de Dios. Los profesionales de FP ganan mucho dinero desde los 25 años, los profesionales de carrera no gozan de contrato fijo hasta los 30. No hagamos más demagogia con la división de clases y la separación profesional de los alumnos. Si se trata de salir de pobres, antes salen los de Formación Profesional que los empollones de Derecho. Conozco el caso.
Disciplina. Esa es la palabra clave. Una vez hayamos re-apoderado a los profesores de su autoridad, todo podrá tener sentido de nuevo.
Entre todos estos aspectos que abarca la educación quiero hacer hincapié en uno de ellos, los demás se me escapan, a pesar de que he intentado leer todo lo que he podido sobre el asunto. Según sé, los grandes defectos de la LOGSE han sido desde el principio la forma y el contenido de la enseñanza. Es decir, el modo en el que se ha venido impartiendo conocimientos a los niños, y la enjundia de lo explicado. Una de las cosas que han denunciado constantemente tanto profesores como padres ha sido que la LOGSE establecía los contenidos en función del alumno y no al revés. Dicho de otra forma, la LOGSE parte de una premisa irrefutable: “el niño no quiere aprender”, de modo que la consecuencia que se extrae es la siguiente: “enseñémosle sólo aquello que esté dispuesto a aprender, ya que todo lo demás es superfluo, se generan traumas al alumno y los resultados son contraproducentes”.
Las neo-doctrinas psicológicas de finales de los ´80 abrieron el cauce para que el progresismo socialista asumiera como propias las mismas sobre una representación falsa de la experiencia en otros países. Los resultados están encima de la mesa. La desposesión que han sufrido los maestros de su poder disciplinario han convertido las aulas en centros de concentración de jóvenes desganados en los que se ha producido algo insólito hasta la fecha: los alumnos agraden a los profesores, les amenazan e imponen su ley tanto sobre el resto de compañeros como sobre el propio tutor. A esto nos ha llevado el sistema progre de enseñar, el sistema del diálogo con el alumno para poderlo suspender, el paso de curso ope legis, el analfabetismo funcional y el desánimo tanto de profesores como de alumnos.
La premisa de que el alumno es de por sí pasivo ante la educación, como digo, es inatacable, pero precisamente es ahí donde está la clave del tema: una de dos, o se sigue subordinando la educación al interés del niño, o por el contrario se le impone coactivamente la misma. Sin duda esta segunda opción es la que debe sostenerse. Y lo sostengo no sólo por convicción, sino por experiencia. Servidor, como muchos otros, ha padecido ambos sistemas: el de la tolerancia y el desgobierno, en EGB, y el de la disciplina y el estudio riguroso, a partir de BUP. Hasta la fecha. El resultado es el siguiente: llegué al instituto sin saber lo que era un adverbio, aunque (eso sí) la marquetería y los collages con alubias y garbanzos los dominaba a la perfección. A partir de lo que tuve que estudiar en el bachillerato soy lo que soy, ya que en otro caso tendría que activar el corrector ortográfico de Word para poner no meter la pata. A todos nosotros se nos impuso el estudio "por la fuerza" y no estamos traumatizados. No matamos a la gente por la calle, y cedemos a las viejecitas el asieto en el metro.
La disciplina y el poder director de los profesores son la esencia de todo el asunto. Lo demás, efectivamente, es secundario. El respeto a la formación es la premisa de la que debe partir el sistema educativo. Si el niño tiene que repetir curso tres veces, que repita. Que no quiere estudiar, a FP, como toda la vida de Dios. Los profesionales de FP ganan mucho dinero desde los 25 años, los profesionales de carrera no gozan de contrato fijo hasta los 30. No hagamos más demagogia con la división de clases y la separación profesional de los alumnos. Si se trata de salir de pobres, antes salen los de Formación Profesional que los empollones de Derecho. Conozco el caso.
Disciplina. Esa es la palabra clave. Una vez hayamos re-apoderado a los profesores de su autoridad, todo podrá tener sentido de nuevo.
14 noviembre 2005
11 noviembre 2005
LA LIQUIDACIÓN DE PEPIÑO. Analfabetismo funcional
Pepiño Bianco, el secretario de des-organización del PSOE, ante las acusaciones de la derechona fasciosa nacional de que el PSC padece ciertas “sombras contables” de financiación, no ha tenido mejor idea que pasar a la acción amparado en eso de que “la mejor defensa en un buen ataque”. Dice “el más listo” del PSOE que peor fue lo de Alianza Popular, que para pagar sus deudas no sólo liquidó el partido, sino que además se cambió el nombre (PP). Y añade: “tuvieron que cambiar una letra para pagar las letras”. Ohhhhh..., qué chispa, qué soltura, qué dominio idiomático, qué gracia, qué sutileza, qué ocurrencia, qué salero, qué sagacidad. Ohhhh, qué figura! Ay! madre, que le voto, que le voto!
A mí me da que Pepino es de esos que en las cenas de navidad es el primero en atarse la corbata a la cabeza y empezar a bailar la conga. Eso no es malo, cuidado. En todos los reinos medievales había un bufón que hacía reír a la corte. Un personaje indispensable.
Claro, según se cuenta, Pepiño no ha pasado de primero de Derecho por la UNED. A-ca-bá-ra-mos, así lo podemos explicar todo: el guaperas de Ferraz se cree que si una empresa o una simple asociación (como es un partido político) deja de pagar sus deudas, lo único que tiene que hacer es cambiarse el nombre o las siglas. Eureka! Qué listo es Pepino, madre. Así que ya saben ustedes: si tienen una deuda y no quieren pagar, cámbiense de nombre. Por ejemplo, usted pide un préstamo de 50 millones a la Caixa (digo, por poner) para comprarse un piso. Bien. No se azore, devolver el crédito no es obligatorio. Que usted se llama Francisco, se cambia el nombre y se pone Samantha (digo, por poner). Si le llegan unas cartas de la caja exigiéndole el reembolso, usted como si nada. “Aquí no vive ningún Francisco”, responda, “aquí sólo vive Samantha”. Punto. Este Pepiño es un genio, madre.
La cosa es que sus colegas del PSC en vez de cambiarse el nombre le han aprobado una OPA a “Pedo Natural” (La Caixa; digo) para que se zampe a “Endesa”.
Las relaciones crediticias nunca serán lo mismo a partir de ahora. Qué listo, madre, qué listo!
A mí me da que Pepino es de esos que en las cenas de navidad es el primero en atarse la corbata a la cabeza y empezar a bailar la conga. Eso no es malo, cuidado. En todos los reinos medievales había un bufón que hacía reír a la corte. Un personaje indispensable.
Claro, según se cuenta, Pepiño no ha pasado de primero de Derecho por la UNED. A-ca-bá-ra-mos, así lo podemos explicar todo: el guaperas de Ferraz se cree que si una empresa o una simple asociación (como es un partido político) deja de pagar sus deudas, lo único que tiene que hacer es cambiarse el nombre o las siglas. Eureka! Qué listo es Pepino, madre. Así que ya saben ustedes: si tienen una deuda y no quieren pagar, cámbiense de nombre. Por ejemplo, usted pide un préstamo de 50 millones a la Caixa (digo, por poner) para comprarse un piso. Bien. No se azore, devolver el crédito no es obligatorio. Que usted se llama Francisco, se cambia el nombre y se pone Samantha (digo, por poner). Si le llegan unas cartas de la caja exigiéndole el reembolso, usted como si nada. “Aquí no vive ningún Francisco”, responda, “aquí sólo vive Samantha”. Punto. Este Pepiño es un genio, madre.
La cosa es que sus colegas del PSC en vez de cambiarse el nombre le han aprobado una OPA a “Pedo Natural” (La Caixa; digo) para que se zampe a “Endesa”.
Las relaciones crediticias nunca serán lo mismo a partir de ahora. Qué listo, madre, qué listo!
10 noviembre 2005
LAS NACIONES DE ESPAÑA. Política
Sabido es, que España es exactamente lo que los nacionalistas quieren que sea. Nadie en este país, salvo los nacionalistas, es capaz de definir qué es y de qué está compuesta España. Entre los nacionalistas, a su vez, hay dos clases de ellos: los que se declaran abiertamente como tales, y los que lo ocultan para intentar no desacreditar su discurso. Naturalmente, estos últimos son los de peor calaña, no sólo porque actúan con un pertinaz cinismo que les hace ser rechazados desde su propio partido, sino porque, aun con todo, no aceptan públicamente lo que realmente son. Es el caso de Maragall, el cual se proclama a sí mimo como catalanista, español y no sé cuantas tonterías más, a pesar de que, de todas esas cosas, el President sólo es una: un nacionalista.
Publicó ABC el pasado domingo una entrevista que no tiene desperdicio. Es como una entrevista con un analfabeto. Entre sus inquietantes respuestas hay una que figuraba en el subtítulo de la portada del diario: “En España hay tres naciones seguras, y alguna probable”. La frase da para mucho, aunque no me extenderé. Es una máxima que conviene leer más de una vez, incluso más de dos, para contemplarla desde todos sus vértices. Sin embargo, lo que más me sorprende es que Maragall se considere capacitado para determinar cuáles son las naciones de España, si es que las hay, y cuáles no. Es más, ahora parece haber un tertius genus representado por aquellas regiones que podríamos denominar “dudosas”. No siendo suficiente con dividir a España en “territorios-naciones” y “territorios-no naciones”, el iluminado que rige el triste destino de los Catalanes (esperemos que no consume el de España) añade que puede ser que alguna otra Comunidad Autónoma pueda ser asimismo una nación. Y lo dice él, eh.
A ver: por ejemplo, La Rioja, ¿qué es La Rioja? ¿Una nación, una no-nación, o “dudosa”?, es decir, ¿un híbrido a expensas de lo que decida el líder regionalista de turno o una nación con todos los sacramentos? La cuestión no es baladí, no; porque también sabemos que los “territorios-naciones” gozan de ciertos privilegios de los que carecen las regiones “no cualificadas”, que normalmente parecen no tener derecho a nada.
Así que estoy deseando que Maragall revele de una vez por todas cuáles son las “naciones” de España, cuáles las “no-naciones” y cuáles las “dudosas”, y que aclare, respecto de estas últimas, los requisitos, signos, valores o atributos que deben reunir para ser consideradas como tales.
No, si ya lo digo yo: al final, La Rioja acabará siendo una nación, aunque sea por la vía “dudosa”. Como decía el chiste: siempre habrá jurisprudencia...
Publicó ABC el pasado domingo una entrevista que no tiene desperdicio. Es como una entrevista con un analfabeto. Entre sus inquietantes respuestas hay una que figuraba en el subtítulo de la portada del diario: “En España hay tres naciones seguras, y alguna probable”. La frase da para mucho, aunque no me extenderé. Es una máxima que conviene leer más de una vez, incluso más de dos, para contemplarla desde todos sus vértices. Sin embargo, lo que más me sorprende es que Maragall se considere capacitado para determinar cuáles son las naciones de España, si es que las hay, y cuáles no. Es más, ahora parece haber un tertius genus representado por aquellas regiones que podríamos denominar “dudosas”. No siendo suficiente con dividir a España en “territorios-naciones” y “territorios-no naciones”, el iluminado que rige el triste destino de los Catalanes (esperemos que no consume el de España) añade que puede ser que alguna otra Comunidad Autónoma pueda ser asimismo una nación. Y lo dice él, eh.
A ver: por ejemplo, La Rioja, ¿qué es La Rioja? ¿Una nación, una no-nación, o “dudosa”?, es decir, ¿un híbrido a expensas de lo que decida el líder regionalista de turno o una nación con todos los sacramentos? La cuestión no es baladí, no; porque también sabemos que los “territorios-naciones” gozan de ciertos privilegios de los que carecen las regiones “no cualificadas”, que normalmente parecen no tener derecho a nada.
Así que estoy deseando que Maragall revele de una vez por todas cuáles son las “naciones” de España, cuáles las “no-naciones” y cuáles las “dudosas”, y que aclare, respecto de estas últimas, los requisitos, signos, valores o atributos que deben reunir para ser consideradas como tales.
No, si ya lo digo yo: al final, La Rioja acabará siendo una nación, aunque sea por la vía “dudosa”. Como decía el chiste: siempre habrá jurisprudencia...
09 noviembre 2005
LIBERTAD DE EXPRESIÓN. Política
Confieso que los editoriales de El País los leo de reojo por aquello de evitarme sustos o malas impresiones. Es desagradabilísimo estar concentrado en la lectura y de repente, zas: morcilla doctrinal. Por cierto, qué mal redacta Cebrián, o quien quiera que sea el editorialista. Pensar que está en la Academia (anatema!!) y que Jaime Campmany no lo estuvo, le dan ganas a uno de arrancarse todas y cada una de las células grises que se supone que tenemos en el encéfalo. Pero a lo que voy.
La cosa es que el TS ha sentenciado que Otegui ofendió al Rey cuando le llamó “jefe de los torturadores”. El País, en su editorial del sábado dice literalmente: “existe una regla básica en democracia (¿?) que no habría que olvidar: la libertad de expresión se amplia sensiblemente cuando tiene por objeto las instituciones (sic; si ya lo digo, la redacción no cumple ni con las preposiciones), carentes del atributo del honor propio de la persona. Por otro lado –añade-, la condición pública del agraviado, así como la máxima dignidad que resulta de ella (¿?), implica, a su vez, un grado máximo (repite adjetivo, qué horror) de sometimiento a la crítica política”. Casi nada la línea editorial de Polanco. Joder con los progres. Como ya no saben qué inventarse para dar la nota (antes era el jazz, o Kandinsky) ahora se emplean en el republicanismo, que ninguno de ellos ha sabido lo que era antes de que lo pusiera de moda este inconsciente de presidente que tiene España.
Qué bien, ahora puedo decir lo que me salga del níspero (homenaje a don Jaime), porque como una de las reglas básicas de la democracia es… Qué sabrán los de El País sobre las “reglas básicas en democracia”, y en concreto de qué autoridad se sentirán investidos para proclamarlas en sus páginas. En fin.
La doctrina del periódico del progresismo de balconcillo patrio afortunadamente dista bastante de la del Tribunal Supremo, porque de otro modo, y siguiendo la tesis del analfabeto funcional (esto de democracia, ¿no?) editorialista paisano, el mundo sería un insulto en sí. Todos pensamos barbaridades de mucha otra gente, es cierto, pero procuramos no decírselas a la cara para no enfangar las relaciones sociales. El Tribunal Constitucional declaró ya en los años ´80 (cuando su doctrina no es que fuera magnífica sino excelsa) la no admisibilidad de la exceptio veritatis, es decir, proferir a otro un insulto aunque sea cierto, esto es: aunque uno sea hijo de una señora de la calle, no se le puede llamar “hijoputa”. Una cosa es la verdad y otra es la conveniencia social. Es decir, una cosa es la realidad y otra la necesidad de mantener unas relaciones civilizadas entre la gente. Cuidado, no quiero decir con esto que el “hijoputa” de Otegui tenga razón cuando dijo lo que dijo, al contrario, es una bellaquería inaceptable. Uno puede ser republicano y decir que el Rey debe claudicar, y otra muy distinta es decir que Maragall y Carod son unos “hijosdelagranputa” por ser unos nacionalistas separatistas que tratan a España como a una puñetera mierda. No, eso no. No diré yo que estos dos son eso, más que nada por educación, y porque aunque piense que lo son, el Tribunal Constitucional me impide que amparándome en la verdad pueda esputarla, a pesar de que Cebrián me lo permita.
De todas formas, menos mal que leo de vez en cuando El País, porque si no…aún estaría yo calificando a ZP de “poco avispado”; ahora ya no, ahora ya puedo decir lo que es: un imbécil, un memo, un irresponsable, un cretino, el jefe del pacto de Perpiñán, el caudillo de la disolución constitucional de España, el lameculos del nacionalismo catalán o el torturador del resto de los españoles. Lo dice Polanco: la condición pública del agraviado, así como la máxima dignidad que resulta de ella, implica, a su vez, un grado máximo de sometimiento a la crítica política. Qué alivio.
A partir de mañana diré aquí mismo lo que he evitado decir siempre de ciertos personajes. Se trata de una regla básica en democracia, ¿o no es así?
La cosa es que el TS ha sentenciado que Otegui ofendió al Rey cuando le llamó “jefe de los torturadores”. El País, en su editorial del sábado dice literalmente: “existe una regla básica en democracia (¿?) que no habría que olvidar: la libertad de expresión se amplia sensiblemente cuando tiene por objeto las instituciones (sic; si ya lo digo, la redacción no cumple ni con las preposiciones), carentes del atributo del honor propio de la persona. Por otro lado –añade-, la condición pública del agraviado, así como la máxima dignidad que resulta de ella (¿?), implica, a su vez, un grado máximo (repite adjetivo, qué horror) de sometimiento a la crítica política”. Casi nada la línea editorial de Polanco. Joder con los progres. Como ya no saben qué inventarse para dar la nota (antes era el jazz, o Kandinsky) ahora se emplean en el republicanismo, que ninguno de ellos ha sabido lo que era antes de que lo pusiera de moda este inconsciente de presidente que tiene España.
Qué bien, ahora puedo decir lo que me salga del níspero (homenaje a don Jaime), porque como una de las reglas básicas de la democracia es… Qué sabrán los de El País sobre las “reglas básicas en democracia”, y en concreto de qué autoridad se sentirán investidos para proclamarlas en sus páginas. En fin.
La doctrina del periódico del progresismo de balconcillo patrio afortunadamente dista bastante de la del Tribunal Supremo, porque de otro modo, y siguiendo la tesis del analfabeto funcional (esto de democracia, ¿no?) editorialista paisano, el mundo sería un insulto en sí. Todos pensamos barbaridades de mucha otra gente, es cierto, pero procuramos no decírselas a la cara para no enfangar las relaciones sociales. El Tribunal Constitucional declaró ya en los años ´80 (cuando su doctrina no es que fuera magnífica sino excelsa) la no admisibilidad de la exceptio veritatis, es decir, proferir a otro un insulto aunque sea cierto, esto es: aunque uno sea hijo de una señora de la calle, no se le puede llamar “hijoputa”. Una cosa es la verdad y otra es la conveniencia social. Es decir, una cosa es la realidad y otra la necesidad de mantener unas relaciones civilizadas entre la gente. Cuidado, no quiero decir con esto que el “hijoputa” de Otegui tenga razón cuando dijo lo que dijo, al contrario, es una bellaquería inaceptable. Uno puede ser republicano y decir que el Rey debe claudicar, y otra muy distinta es decir que Maragall y Carod son unos “hijosdelagranputa” por ser unos nacionalistas separatistas que tratan a España como a una puñetera mierda. No, eso no. No diré yo que estos dos son eso, más que nada por educación, y porque aunque piense que lo son, el Tribunal Constitucional me impide que amparándome en la verdad pueda esputarla, a pesar de que Cebrián me lo permita.
De todas formas, menos mal que leo de vez en cuando El País, porque si no…aún estaría yo calificando a ZP de “poco avispado”; ahora ya no, ahora ya puedo decir lo que es: un imbécil, un memo, un irresponsable, un cretino, el jefe del pacto de Perpiñán, el caudillo de la disolución constitucional de España, el lameculos del nacionalismo catalán o el torturador del resto de los españoles. Lo dice Polanco: la condición pública del agraviado, así como la máxima dignidad que resulta de ella, implica, a su vez, un grado máximo de sometimiento a la crítica política. Qué alivio.
A partir de mañana diré aquí mismo lo que he evitado decir siempre de ciertos personajes. Se trata de una regla básica en democracia, ¿o no es así?
06 noviembre 2005
EL RUEDO IBÉRICO. Política
El pasado miércoles de dieron cita en el albero nacional los primeros espadas patrios (aunque a alguno quizá no le agrade demasiado este apelativo). Las reses a lidiar eran de esas que van al bulto, que bufan mucho pero que embisten poco, o sea, tirando a mansas pero con mucha cornamenta. Fue un mano a mano entre ZP “el niño del confeti”, y Mariano Rajoy “el semental de Pontevedra”.
Tarde torista, de esas en las que el aficionado van a ver a los Cebada en vez de a los nombres. Previamente, los figuras ya habían examinado al ganado en el apartado. Tres, toros, tres; de las ganaderías del Camp de Tarragona, del Obispado de Girona y de la Conca de Tremp. Tres toros, tres, pero que serían lidiados como uno solo en forma tricéfala. Reses sin casta pero con aparente trapío. Antes de la salida de las reses al ruedo, el cabeza de cartel, “el niño del confeti”, aguardaba tras el burladero, con la montera encajada hasta debajo de las cejas y con el capote a la altura de la nariz, medio agachado y con el trasero sobresaliéndole por el callejón. Por contra, “el semental de Pontevedra” aguardaba a los morlacos en la arena, montera en mano y con el capote plegado bajo la axila derecha y la espada en la siniestra.
Al toque de clarín de “Benvinguts al Congrés…”, salió el bicho de las tres cabezas. Dio vuelta al ruedo, exhibió sus poderes y se paró en los medios a la espera de que el “niño-las-cejillas-tiesas” saliera a cumplir con él. El espada tragó saliva, se despejó la montera de los ojos, desplegó su capa, la tendió a la res y esperó. Dos pases, mal dados, y media verónica de ful fue su presentación. El tercio de varas, corrió a cargo de Alfredito, “el violador de la jornada de reflexión” (le llaman en su pueblo). Tres puyas, flojas, y en vez de al animal, dadas al monosabio. De pena. Aplausos de sus seguidores, en la sombra. A continuación, tres pares de banderillas (los reglamentarios) de sobaquillo, y de banderillas heterodoxas, esto es, de esas que ni van pintadas del color de la Comunidad Autónoma anfitriona, ni de amarillo y rojo-doble. De pena. Aplausos. Y, en fin, tercio de muleta o muerte: dos trincherazos espléndidos (tan elegantes como siempre), y una manoletina zafia. De pena. Aplausos. El espada intentó colocar al toro en la suerte natural (con el matador saliendo hacia los medios, y el animal hacia las tablas) y tras marearlo para intentar cuadrarlo, se encara el “niño”, saca morro, ciñe ceja, cita a la bestia y entra a matar la contra. Resultado: bajonazo/pinchazo a la altura de la cadera, y aplausos en la grada de sombra. De pena. Aplausos. El morlaco sale vivo tras el décimo aviso del Ministro de la Guerra (presente en el coso), Alfonso de la ídem (ídem), y demás aficionados socialistas de corte purista (jacobinistas, según la escisión). Aplausos en el arrastre por parte del tendido sombrío. Y aplausos para el primer nombre del cartel.
Vivo el bicho, sale de nuevo a la arena. Le espera Mariano, “el semental” para el tendido de sol y un mero espontáneo para el de sombra. Espera al toro de rodillas a pocos metros del toril. Le da una larga cambiada, se desmontera de nuevo y brinda al público. Aplausos desde sol, bronca desde sombra. Media docena de pases en la primera de las suertes. El tendido solariego con el culo prieto y ligeramente levantado de la almohadilla conteniendo la respiración y aguantando el aplauso. Las varas se las puso él mismo, algo insólito. Las tres (las reglamentarias) en el espinazo. Las banderillas (también los tres pares) en todo lo alto, con esmero y coraje. Ovación en el tendido de sol. La sombra, mientras, merendando. En el tercer y último tercio, el pontevedrés, arrebató el acero al mozo de espadas y tras tomar un trago de agua, se dirigió a los medios, se quitó la montera, miró al cielo, masculló unas palabras y arrojó el gorro a una moza de la barrera del “4”. Aplausos en el sol. La sombra seguía merendando. Entretanto, el cabestro remoloneaba ante el burladero del cabeza de cartel como si tuviera con él alguna cuenta pendiente. Rajoy se colocó el centro de la plaza, puso rodilla en tierra, citó al del Camp y le comenzó a castigar. Dos series de derecha. Dos de naturales. No dos, sino cinco trincherazos, y otros tantos pases de pecho. Aplausos encendidos del sol. Follón en la sombra. A la hora de la suerte suprema, asió el metal, colocó al animal y le dio una estocada mortífera de necesidad. El toro tricéfalo cayó al albero tras arrimarse a las tablas de la sombra (a la izquierda). Ovación monumental del tendido de sol. Pitos desde la sombra. Petición de oreja, dos orejas y rabo (si es que lo tenía) desde la solana, mientras los inquilinos de la sombra abandonaban sus localidades si esperar siquiera el arrastre.
La presidencia no concedió los trofeos solicitados a Rajoy por falta de mayoría popular: mientras el sol blandía enérgicamente sus pañuelos, la sombra ya había abandonado el recinto. No había mayoría y por tanto tampoco premios.
Es curioso, pero así es el parlamentarismo, como los toros. Dicen que Curro Romero fue el más grande; lo cierto es que me tocó verle en su última época y, francamente, era lamentable. De pena, como el “niño del confeti”.
Tarde torista, de esas en las que el aficionado van a ver a los Cebada en vez de a los nombres. Previamente, los figuras ya habían examinado al ganado en el apartado. Tres, toros, tres; de las ganaderías del Camp de Tarragona, del Obispado de Girona y de la Conca de Tremp. Tres toros, tres, pero que serían lidiados como uno solo en forma tricéfala. Reses sin casta pero con aparente trapío. Antes de la salida de las reses al ruedo, el cabeza de cartel, “el niño del confeti”, aguardaba tras el burladero, con la montera encajada hasta debajo de las cejas y con el capote a la altura de la nariz, medio agachado y con el trasero sobresaliéndole por el callejón. Por contra, “el semental de Pontevedra” aguardaba a los morlacos en la arena, montera en mano y con el capote plegado bajo la axila derecha y la espada en la siniestra.
Al toque de clarín de “Benvinguts al Congrés…”, salió el bicho de las tres cabezas. Dio vuelta al ruedo, exhibió sus poderes y se paró en los medios a la espera de que el “niño-las-cejillas-tiesas” saliera a cumplir con él. El espada tragó saliva, se despejó la montera de los ojos, desplegó su capa, la tendió a la res y esperó. Dos pases, mal dados, y media verónica de ful fue su presentación. El tercio de varas, corrió a cargo de Alfredito, “el violador de la jornada de reflexión” (le llaman en su pueblo). Tres puyas, flojas, y en vez de al animal, dadas al monosabio. De pena. Aplausos de sus seguidores, en la sombra. A continuación, tres pares de banderillas (los reglamentarios) de sobaquillo, y de banderillas heterodoxas, esto es, de esas que ni van pintadas del color de la Comunidad Autónoma anfitriona, ni de amarillo y rojo-doble. De pena. Aplausos. Y, en fin, tercio de muleta o muerte: dos trincherazos espléndidos (tan elegantes como siempre), y una manoletina zafia. De pena. Aplausos. El espada intentó colocar al toro en la suerte natural (con el matador saliendo hacia los medios, y el animal hacia las tablas) y tras marearlo para intentar cuadrarlo, se encara el “niño”, saca morro, ciñe ceja, cita a la bestia y entra a matar la contra. Resultado: bajonazo/pinchazo a la altura de la cadera, y aplausos en la grada de sombra. De pena. Aplausos. El morlaco sale vivo tras el décimo aviso del Ministro de la Guerra (presente en el coso), Alfonso de la ídem (ídem), y demás aficionados socialistas de corte purista (jacobinistas, según la escisión). Aplausos en el arrastre por parte del tendido sombrío. Y aplausos para el primer nombre del cartel.
Vivo el bicho, sale de nuevo a la arena. Le espera Mariano, “el semental” para el tendido de sol y un mero espontáneo para el de sombra. Espera al toro de rodillas a pocos metros del toril. Le da una larga cambiada, se desmontera de nuevo y brinda al público. Aplausos desde sol, bronca desde sombra. Media docena de pases en la primera de las suertes. El tendido solariego con el culo prieto y ligeramente levantado de la almohadilla conteniendo la respiración y aguantando el aplauso. Las varas se las puso él mismo, algo insólito. Las tres (las reglamentarias) en el espinazo. Las banderillas (también los tres pares) en todo lo alto, con esmero y coraje. Ovación en el tendido de sol. La sombra, mientras, merendando. En el tercer y último tercio, el pontevedrés, arrebató el acero al mozo de espadas y tras tomar un trago de agua, se dirigió a los medios, se quitó la montera, miró al cielo, masculló unas palabras y arrojó el gorro a una moza de la barrera del “4”. Aplausos en el sol. La sombra seguía merendando. Entretanto, el cabestro remoloneaba ante el burladero del cabeza de cartel como si tuviera con él alguna cuenta pendiente. Rajoy se colocó el centro de la plaza, puso rodilla en tierra, citó al del Camp y le comenzó a castigar. Dos series de derecha. Dos de naturales. No dos, sino cinco trincherazos, y otros tantos pases de pecho. Aplausos encendidos del sol. Follón en la sombra. A la hora de la suerte suprema, asió el metal, colocó al animal y le dio una estocada mortífera de necesidad. El toro tricéfalo cayó al albero tras arrimarse a las tablas de la sombra (a la izquierda). Ovación monumental del tendido de sol. Pitos desde la sombra. Petición de oreja, dos orejas y rabo (si es que lo tenía) desde la solana, mientras los inquilinos de la sombra abandonaban sus localidades si esperar siquiera el arrastre.
La presidencia no concedió los trofeos solicitados a Rajoy por falta de mayoría popular: mientras el sol blandía enérgicamente sus pañuelos, la sombra ya había abandonado el recinto. No había mayoría y por tanto tampoco premios.
Es curioso, pero así es el parlamentarismo, como los toros. Dicen que Curro Romero fue el más grande; lo cierto es que me tocó verle en su última época y, francamente, era lamentable. De pena, como el “niño del confeti”.
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