27 noviembre 2005

METAFÍSICA DEL DIÁLOGO. Política

Soraya Sáenz de Santamaría, esa chiguita tan mona del PP, hizo una reflexión hace poco que a mí no se me había ocurrido hasta entonces, y que a partir de ahora llevaré a todas mis conversaciones, o monólogos, sobre el tema. Dice la responsable de política autonómica de los populares que ZP falsea los términos, y en concreto, uno de sus preferidos: el diálogo. En efecto, comentó ella que “el diálogo no es un fin en sí mismo, sino un instrumento para llegar a acuerdos”. Exacto. El diálogo, como todo, tiene su metafísica, su propia esencia, que no consiste en otra cosa que en entenderse, comprenderse y, en su caso, en llegar a un consuno. Para ZP, en cambio, el diálogo, en un fin en sí mismo, es decir, basta con que exista para sentirse satisfecho. Por eso dice la Rajoy´s girl que “al Gobierno le interesa escenificar más el diálogo que el diálogo en sí”. Exacto. Para ZP el diálogo es una opereta que sólo sirve para engordar su álbum de fotos o para incrementar el sumatorio de las veces que se ha reunido con este o con el otro. Los acuerdos y el entendimiento son otro cantar. Eso queda para las ocasiones especiales y para los invitados ilustres. El diálogo de ZP es un diálogo de aquella manera, como todo lo que redefine ZP. Son conceptos reinventados por él mismo, que él mismo ha puesto de moda y que la progresía patria engulle y acepta con inexplicable regocijo.

El TBO publicaba siempre en su primera página el llamado “diálogo de besugos”, en el que a partir de cualquier palabra pronunciada por uno de los protagonistas, el otro respondía con alguna incoherencia absurda que, a su vez, era replicada también absurdamente por el primero. Al final, el diálogo de los besugos acababa con aquello de “pues eso; pues lo que yo decía”. A ZP le ocurre lo mismo, y no porque se reuna con ningún besugo sino porque él sí lo es.

No hay comentarios: