
Primero, dice que es “española”. Que no le oiga Bargalló, porque lo crucifica en menos que sabotea otra remesa de Codorniu. Pero cuidado, aclara Fornesa que “La Caixa es española “jurídicamente” porque tiene su domicilio social en Cataluña. Muy-bien: la “m” con la “a”, “ma”. Muy-bien, muy-bien. Pero nótese que es española sólo “jurídicamente”, no española-española; en fin…
Segundo, La Caixa es “profesional”. Eso pensábamos todos, porque ya se sabe que los Bancos no te perdonan ni la calderilla. Pero oh sorpresa, desde que nos hemos enterado que van perdonando deudas por ahí a los que les preparan OPAS, la cosa ya no me queda muy clara. Segunda mentirijilla pues.
Tercero, “apolítica”. Esto sí que no me lo trago. Si por algo se ha caracterizado La Caixa es por dar cobijo a los políticos nacionalistas catalanes de los sucesivos Gobiernos de Pujol y ahora de Maragall, a saber: Narcis Serra, a día de hoy. Es más, si fuera “apolítica” no hubiera firmado el manifiesto del empresariado catalán a favor del Estatut. Así que el cuento de que La Caixa es “apolítica” cuénteselo usted a otro.
Cuarto, “emprendedora”. Ya lo creo que La Caixa es emprendedora, es capaz de embarcarse en la corsa pirata del Estatut al abordaje de la Constitución y de Endesa (uno de los navíos bucaneros símbolos de la privatización aznaril). Emprendedores desde luego sí que son, eso no se lo vamos a negar.
Y quinto, “con una gran vocación social”…, y “porque no les queda otra”, habría que añadir. Las Cajas están obligadas por ley a destinar los beneficios que no hayan de destinarse a dotar las reservas, a la obra social. La vocación social, por tanto, la pone la ley.
Desde luego, qué cosas tiene que llegar a decir uno para no perder la clientela. Le ha faltado decir aquello de que La Caixa es “una, grande y libre”, que aunque sea una frase de mala prensa es mucho más cierta que lo de “española, profesional, apolítica…”.
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