
Efectivamente, el consistorio más progre de la ciudad autoconsierada más progre de España ha decidido reprimir el puterismo, la esputación flemítica callejera, el comercio libre y la pota etílica. Joder con Joan Clos, tras las críticas que recibió el pasado verano por dejar campar a sus anchas a los punkis durante las fiestas del barrio de Gracia, parece que se lo ha tomado a la tremenda y la solución pasa por prohibirlo todo.
Una de las estampas más típicas de Barcelona es la representada por la algarabía de la parte baja de las Ramblas con sus negritas y su travelos, las primeras ofertándote el típico “I suck your…” (con ese acento nigeriano que tan bien imita mi amigo Gabriel), y los segundos recomendándote un “buen chulazo para que te chape…”. Pero cómo van a multar eso. Si lo prohíben no vuelvo más, ala!
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