Vaya por delante que al que escribe esto, el flamenco y todos sus accesorios le dan grima. Dicho lo cual: este disco (1992), a mi juicio, se encuentra entre los 5 mejores españoles de los años ´90. Y eso es mucho. Kiko conjuga aquí de forma magistral la canción flamenquita con el pop español de toda la vida. La balada, la rumbita simpática, el cantecito de Cádiz y el gustito del sur. El disco entero es casi “un todo”, desde Lobo López hasta En un Mercedes blanco (mítica, con sus “diez duricos de papel Albal”, lo rompe!, “el cielo se ilumina”).
Hasta este disco, Kiko se dedicó a la canción flamenca más purista, y por tanto, menos accesible, más cruda. En cambio este álbum gusta a todos los públicos. Pero ojo, no se trata de un disco chabacano aflamencado como cualquier otro, al contrario, Échate un cantecito supone la obra más cuidadosa que ha hecho este figuerense afincado en “la tacita de plata”. Genial, de verdad. Una auténtica delicia a la española que a uno le pone a tocar palmas aunque odie la canción flamenca. Muscho Kiko!
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