“Transformer” (1972) siempre ha sido considerado el mejor disco de Lou Reed. En cambio, y aunque no deja de ser un álbum interesante, a mi juicio, no tengo duda alguna de que el zenit de la carrera del compositor neoyorquino está aquí, en “New York” (1989), ya que nunca antes hizo un trabajo de su altura, ni creo que llegue a publicar nada que lo supere. Rock and Roll puro, o si se quiere, Rock and Roll recitado, en un estilo que sólo Reed ha cultivado, y que se reconoce de inmediato. Un disco que oscila entre los temas del Rock más intenso y ortodoxo (There is not time, Busload of faith o Sick of you) hasta las canciones de tono lírico como Halloween Parade, Last great american whale o Xmas in february, y alguna sorpresa estilística más.
No se puede destacar ningún tema sobre el resto, si acaso “Dirty Bulebard”, como single de mayor eco. En lo que sí destaca “New York” es en la composición de las letras. Aquí encontramos al ex líder de la Velvet Underground crítico y ácido con la realidad de las calles de su adorada ciudad, en la que se describen los rincones de la “gran manzana” desde el Bronx hasta Manhattan pasando por el Lincoln Tunel. También apela a la ecología en la conmovedora “Last great american Whale” en la que canta aquello de que “algunos dicen que la vieron en los grandes lagos/ otros dicen que la vieron sobre la costa de Florida/ mi madre dijo que la vio en Chinatown/ pero no siempre te puedes fiar de tu madre […]”.
En suma: la obra cumbre de Lou Reed y una obra maestra del género; un LP, como fue su formato original, magnífico y estremecedor si se escuchan, y entienden, las letras. Un disco para todos los públicos, o mejor, un disco con canciones para todos los públicos.
Si te interesa leer las letras de este disco, pincha en el gif.
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