Fiel a ese talante que le ha caracterizado desde que era pequeñín, ZP inicia estos días una serie de conversaciones con casi todo el mundo. Si no estoy mal informado, espera entrevistarse con Ibarreche, Carod, Llamazares, Rajoy, con los portavoces o representantes de los partidos que le apoyaron en la investidura y con los presidentes de las Comunidades Autónomas (de la que ya tendremos tiempo de hablar). Alguien medianamente avispado puede prever sin dificultad el resultado de cada una de estas entrevistas, muy sintéticamente: al lendakari le dirá que sí a todo, más pensando en el apoyo que necesita que en otra cosa.
Ídem para Carod, advirtiéndole, eso sí, como siempre hace, de que sus pretensiones no se salgan de la Constitución, sin perjuicio de señalarle que si para ello tienen que cambiar la Carta Magna, eso es otra cosa, cuando haga falta; y le dirá también que sí, que a fin de cuentas, los dos son republicanos y se entienden bien.
A Llamazares también le dirá que sí, porque lo que piense el “líder” de los comunistas le trae a nuestro presidente al pairo, como al resto.
Y, en fin, a Rajoy le dirá a todo que no, aunque a lo mejor se pone generoso y le dice que sí, si se pliega a lo que él le diga, claro. En ese caso, si Rajoy no acepta, será inmediatamente acusado de carca, casposo, intolerante, y facha. Da igual, en cualquiera de los casos lo importante será la foto, que ZP colecciona para que nadie le pueda denunciar por falta de diálogo. Resultado, como siempre: mucho talante pero poco diálogo.
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