28 julio 2007

PROYECTO DE VIDA LACRIMÓGENO. Política

Tras su jura del cargo como nueva Ministra de la Vivienda, Carmen Chacón formuló una declaración de principios sobre lo que (supuestamente) va a ser su actividad al frente de este departamento. “Quiero que el precio de la vivienda –dijo- no trunque un solo proyecto de vida personal”. Ohhh, qué bonito. Para celebrar tan egregio nombramiento, Las mañanas de Concha García Campoy (programa y canal amigo) invitaron a la ex vicepresidenta del Congreso de los Diputados al plató propiciando con ello que los telespectadores llamaran, y la agasajaran con los más reverendos parabienes; como así fue. Los periodistas habituales de la tertulia política de la Campoy se limitaron a ponerle las preguntas en la boca y a esperar que la Ministra chutase a gol a portería vacía. Entre las respuestas de aquella se deslizó esa expresión que tanto gusta a nuestra progresía de “la liberalización salvaje” del precio del suelo que propició el PP, claro, y que ahora ellos vienen a enmendar. “Liberalismo salvaje” versus “derecho a exigir” una vivienda digna (en propiedad, se entiende). Con este tipo de cosas voy entendiendo por qué el socialismo cuenta con el favor de la mayoría de las not thinking heads de nuestro país. ¿Qué le puede objetar un chaval de 22 años a este eslogan? Nada, absolutamente nada. Al contrario, nadie, ni el desavisado mozalbete al comienzo de la veintena ni el cincuentón “progre de toda la vida” pueden presentar el más mínimo reparo contra ello. Es más, ni siquiera yo, que no ocupo ninguna de estas dos categorías, sería capaz de objetarle nada a este eslogan. Otra cosa son las incoherencias sobre el fondo del asunto.

La primera de ellas podríamos centrarla en esta lacrimógena consigna del “proyecto vital”, otra gansada más de la factoría de propaganda socialista. Convengamos en algo: todo el mundo quiere una vivienda en propiedad. Y a la inversa: nadie está dispuesto a soportar el coste de un alquiler durante muchos años salvo que no le quede otra alternativa. En cualquier caso, tanto la compra como el alquiler de un piso requieren de la figura del vendedor o del arrendador, esos demoníacos personajes que especulan y especulan y no paran de especular con el precio de venta o con el precio del arriendo. Pregunta: ¿qué imperium tiene sobre estos individuos el Ministerio de la Vivienda? Respuesta: ninguna. O sea, lo que quiere o pretenda la señá Chacón y lo que vaya a suceder en la realidad son verdades disyuntivas.

En el caso que alguien pretenda adquirir un piso evaluará previamente si le conviene el precio y las demás condiciones de la compra. El que, por el contrario, no desee comprarlo sino que prefiera alquilarlo no tendrá tanto problema a la hora de decidirse. Sin embargo, en la mayoría de los casos, como ya sabemos, el inicial arrendatario suele convertirse antes o después (y mejor antes que después) en adquirente de la finca. Esto, que a la Ministra le puede gustar o no, es así, y ella no lo va a cambiar. No lo puede cambiar.

Descartada la opción del alquiler como forma de actuar en general, la compra es el mecanismo más requerido por cualquier persona a la hora de buscar un sitio donde desarrollar su “proyecto vital”. En este sentido, uno de los aspectos que suele obviar groseramente el socialismo es la libertad de cada cual para decidir qué le resulta más conveniente a sí mismo, y no lo que la Ministra dice que “sería bueno hacer”. Tampoco puede desconocer Carmen Chacón que, al mismo tiempo que todo el mundo quiere comprarse un piso y que éste, según ella, tiene un precio “salvaje”, la gente, en fin, decide comprarlo. Lo cual implica necesariamente dos cosas que el socialismo pretende asimismo ignorar: primero, que comprarse una vivienda no es obligatrorio, sino que es el fruto de una decisión personal en la que, por “salvaje” que sea el precio, nadie es constreñido a ello; y segundo, que inmediatamente uno adquiere una vivienda en propiedad se introduce de lleno en la cloaca (“salvaje”) del mercado inmobiliario, pero no como un pobre e indefenso comprador sino como un asqueroso especulador potencial sin escrúpulos; porque, usted me dirá, si el que adquiere un piso hoy lo va a vender mañana por su “precio justo” o si, por el contrario, intentará sacarle el mayor beneficio posible cuando decida trasladarse a otro distinto. ¡Qué horror, el pobrecito ciudadano de a pie, el humilde trabajador, convertido en terrateniente, en un propietario con los dientes de acero persiguiendo el mayor beneficio para sí! ¡Qué egoísmo, qué vergüenza! A ningún socialista se le ocurriría comprarse un piso y revenderlo, ¡jamás!

Eso sí, advirtió la señá Chacón que “la necesidad de acceder de manera adecuada [¿?] a una vivienda excede por completo a los colores políticos y a las opciones partidistas”, para inmediatamente después reclamar “que todos arrimen el hombro con el mismo objetivo”. Lo cual no viene a significar otra cosa que admitir que ella carece de toda competencia tanto intelectual como orgánica para intervenir en el mercado de la vivienda para que nadie (¡nadie!) pueda ver frustrado su “proyecto de vida personal”. Ohhhhhhh, qué bonito. Snif, snif.

21 julio 2007

“NEW REDS” DE CONSIGNA. Política

El socialismo circulante me resulta patético y sus nuevas generaciones aún más. Uno quizás espera que, aunque los jefes de los burós del Partido sean unos verdaderos merluzos, sus jóvenes vengan con otro tipo de ideas aunque sólo sea para evitar que el discurso se les pudra. Pero no. Las nuevas generaciones del Partido (del PSOE, claro, ¿acaso hay otro?) acaban de lanzar un video promocional, hecho con toda la buena intención del mundo (faltaría más), en el que se representan a sí mismos como unos jugadores de rugby un tanto cabestros, en el que su único objetivo es aplastar y destruir, en sentido estricto, al PP, que, según ellos mismos, son la regresión, la desigualdad y la crispación. Hasta ahí nada nuevo. Llama la atención que con todo lo antiamericanos y pacifistas que son en el Partido, se autodenominen “new reds” (en el idioma del enemigo!) y utilicen una alegoría tan belicosa. Qué triste.

Ante la polvareda que ha levantado el spot, ningún “responsable” del Partido ha podido decir nada medianamente convincente. Por el contrario, un “irresponsable” de estos “nuevos rojos” (hay que ser merluzo…!) dio la cara el otro día en forma de entrevista. Se trata de un tal Sergio Gutierrez, un panfilorro de matrícula y candidato único a la secretaría general de las juventudes marxistas del Partido, que se limitó a desgranar en El Mundo el lote completo de las consignas más trilladas del Partido. En la entrevista, que apenas supera la docena de preguntas, aparecen las siguientes expresiones; atención: “el PP crispa”, “el patriotismo del PP es un patriotismo de hojalata”, “somos republicanos cívicos”, “el PSOE ha cumplido con la palabra dada”, “tenemos un discurso cercano y real”, “el PP no tiene alternativa”, “el PP tiene un discurso antiguo” (en qué quedamos: ¿tiene o no tiene discurso?), “el PP es desleal”, “el PP ha utilizado el terrorismo como bandera de su discurso”, etc. Uff, no escuchaba tantas consignas desde un mitin de Pepiño Blanco hace un par de años (amén de que están más pasadas que el peeling de la Marquesa del Vogue (María Teresa, digo). 25 años tiene esta alhaja aspirante a vivir del Partido hasta que le alcance para cobrar la pensión perpetua de los políticos. Cómo se puede ser tan inepto!

El resto de la interviú no tiene desperdicio. “Somos patriotas y republicanos –dice la lumbrera-, pero dentro del republicanismo cívico (sic), situando al ciudadano como centro de la acción política y no como un sujeto pasivo de la misma”. Lo del “republicanismo cívico” es una memez a la altura de su ideólogo (el tal Pettit) y de aquellos que le besan los pies (con ZP a la cabeza). ¡¿Qué tiene que ver la República con el civismo?! Lo mismo que el catolicismo con la ecología, supongo. Qué diríamos si los seguidores del PP sostuvieran “defendemos el catolicismo ecológico”. ¡¿Qué tiene que ver la religión con la ecología?! Me asombra que haya gente que comulgue con este tipo de estupideces y ¡encima se las crea! Pero lo que no tiene ni pies ni cabeza (como nuestro protagonista, a la “luz” de su discurso) es eso de que “hay que conseguir que el salario mínimo de los jóvenes sea, por lo menos, de 1000 euros”. Me recuerda a cuando, de pequeños, les preguntábamos a los padres “¿por qué no hace más billetes el Banco de España?”. No recuerdo haber encontrado entonces respuesta satisfactoria. Luego sí. Para el que no sepa el por qué, permítaseme formular las siguientes consideraciones:

1º. ¿Por qué en vez de 1000 euros no son 2000 ó 3000? Ya puestos, una de las críticas que suelen hacerse a los salarios de los jóvenes es que son demasiado bajos: mileuristas los llaman. Lo interesante sería que los jóvenes dejaran de ser mileuristas, ¿no? Por ejemplo, dosmileuristas o tresmileuristas. Sería fantástico. También lo sería si el Banco de España imprimiera más billetes y me los diera a mí…

2º. ¿Por qué discriminar positivamente a los jóvenes y no a otras categorías sociales especialmente sensibles como los jubilados, los desempleados, los minusválidos, los que tengan niños gemelos o los miopes? Ea!, 1000 euros para todos ellos. O mejor, 2000, o mejor aún 3000! Viva el socialismo!

3º. Si todos los jóvenes ganaran 1000 pavos, los alquileres y las hipotecas subirían inmediatamente de 500 euros a 600, y de 700 a 850, respectivamente. Guau! Qué barbaridad. No-pu-e-de-ser; Nooooo!

Como habrá podido comprobar el lector audaz, estas tres consideraciones tienen algo en común: lo que es de todos por igual no es de nadie. O dicho de otra forma, si todos fuéramos igual de ricos, seríamos exactamente igual de pobres. Nada haríamos con añadirle dos ceros a todas y cada una de las cuentas corrientes de los ciudadanos de este país, porque todo quedaría igual que al principio. He comentado en varias ocasiones “el enigmático caso del progre rico”, uno de los misterios más inquietantes de nuestra izquierda sobaquera. Este es el mismo caso. Estoy aburrido de suponer (con todo el fundamento del mundo) que Iñaki Gabilondo, Teresa Campos, Concha García Campoy o Chuchi Vázquez no tendrían inconveniente alguno en el Gobierno decretase mañana que todos ganemos lo mismo que estos cuatro individuos/as (lo de “/as” es por Jesús Vázquez, se entiende). Yo estaría encantado… Bueno, no, porque ya no seríamos todos tan ricos como ellos, sino tan pobres como los ciudadanos de los regímenes comunistas que tanto alaban estas 4 promesas del progresismo.

En fin, que entre los “new reds” y los “old carqui reds de balconcillo” yo ya no sé si aquí está tocristo como una maraca, o si la inteligencia es artículo de lujo en este rincón del mundo…

18 julio 2007

CORREA Y EL CAPITALISMO. Política

Rafael Correa es el presidente de Ecuador y uno de los alumnos aventajados del gorila rojo de Caracas que en sus aún pocos meses de mandato ha hecho gala de su talante deshaciéndose de la disidencia mediática y política a mayor velocidad, si cabe, que la de su tutor venezolano. Para el que no conozca al sujeto, baste decir que entre sus dogmas de cabecera se encuentran dos: el antiamericanismo, por un lado, y el anticapitalismo, por otro. En cuanto a lo primero me remito al excelente (cómo no) libro de Jean-François Revel, “La obsesión antiamericana” reciente editado por Tendencias (2007) sobre el que nada tengo que añadir, salvo loas. Pero en cuanto al anticapitalismo sí me gustaría apuntar algunas cosas.

El anticapitalismo, por empezar por la base, es una de las doctrinas más peligrosas de la actualidad. Y lo es por una razón tan sencilla como irrefutable: porque la Historia lo ha demostrado durante las últimas décadas. Uno puede seguir pensando que los bancos, la economía de mercado, y la libre y segura competencia son las causas de todos los males de la humanidad. Ahora bien, como explica magistralmente Revel, los países más míseros de los últimos 50 años son, precisamente, aquellos en los que ni la banca ha podido actuar conforme a los principios de la economía de mercado real, ni donde la libre y eficaz competencia ha existido remotamente.

Una de las medidas centrales del mandato de Correa es el de la Ley de Justicia Financiera. El nombre lo dice todo: consiste en sustraerles a los bancos la liquidez para que ésta sea administrada (con justicia, claro está) por una Junta bancaria, dirigida (claro está también) por él mismo, por el Presidente. Comunismo puro (y “duro”, como les gusta decir últimamente a la progresía afecta). Se trata de una de esas medidas calamitosas a través de las cuales los fondos bancarios (expropiados de facto sin justiprecio!) irán a parar a los miembros del régimen y allegados. No se piense con ésto que la causa del cataclismo de toda centralización financiera es la corrupción de la clase dirigente (que también), sino la imposibilidad absoluta de determinar a dónde tienen que ir a parar los recursos ajenos y la esclerosis económica que ello produce de forma inmediata.

El colmo del cinismo más trágico y mendaz llega cuando el propio presidente ecuatoriano arenga nada más apearse del avión en Barajas a los ecuatorianos que le dieron la bienvenida: “Ustedes son personas (sic), dramas humanos. Ecuador no lo mantienen los ricos ni los banqueros; ecuador lo mantienen ustedes, los pobres, los emigrantes”. Qué catarata de barbaridades! Veamos. En efecto, a España, a diferencia de Ecuador, no la sostienen los pobres (por definición, lo pobres no se sostienen ni a sí mismos, por eso les tienen que sostener otros: los demás); a España la sostienen los ricos y los banqueros, para los que trabajamos los demás y de cuyo éxito participamos! Por eso los ecuatorianos tienen un puesto de trabajo en España, porque son los ricos y los banqueros (como dice Correa) los que crean esos puestos de trabajo en los que “los pobres del Ecuador” no lo son en absoluto en España. Al contrario, les da para vivir y para enviar a sus familias una parte de sus ingresos, equivalentes al doble de un buen salario en Ecuador. Gracias a los asquerosos constructores del “ladrillazo” (…no puedo con esta expresión, de verdad…) y a los repugnantes “ricachos” de esos centros comerciales que tanto critica Saramago (“la caverna” los llama…), gracias a toda esta gentuza, y no gracias a las decisiones centralizadas de nuestro Gobierno, es a lo que los “pobres de Ecuador”, esos “dramas humanos en Ecuador”, son en España trabajadores de la misma condición que los nosotros, los españoles, nefastos apologetas de este “capitalismo salvaje” (cómo no) al que tienen que emigrar todos esos compatriotas de Rafael Correa a los que el socialismo, el anticapitalismo y la corrupción han convertido en esos “dramas humanos” a los que se refiere este mequetrefe, y a los que España está permitiendo que se beneficien de su “capitalismo” para mantenerlos a ellos y al mismísimo Ecuador, como él mismo admite. Paradojas de la vida: un régimen anticapitalista sostenido por otro capitalista.

16 julio 2007

SUBO LA APUESTA. Política

Me contaba el otro día un familiar (profesor de bachillerato, para más señas) un caso que le tocó padecer a uno de sus compañeros. Resulta que un padre de familia gitano decidió acudir a visitar al jefe de estudios de centro escolar de sus hijos para exigirle que le proporcionasen los libros de texto. Ante la sorpresa del docente, éste respondió: “pero si ya se ha ingresado la beca de 100 euros por hijo de este año”; a lo que el indignado patriarca gitano replicó sin vacilar: “sí, pero ya me los he gastado!”. El jefe de estudios, como es natural, le recordó que ese dinero que él “ya se había gastado” es un dinero que le pagamos todos y que su responsabilidad es la de invertirlo en la compra de los manuales para los críos. El gitano, que venía con ganas, le echó un chorreo al responsable del colegio de órdago: “¡¡¿me va a decir usted -espetó- qué tengo que hacer yo con mi dinero?!!”. Y tenía razón el gitano. El dinero era suyo y podía hacer con él lo que quisiera: comprarle los libros a los niños, irse al bingo, o ponerse el canal satélite digital. Es cierto que el receptor de estas “ayudas para libros” es responsable de que sus hijos tengan los libros que determine la escuela, pero asimismo lo son aquellos que no perciben esa cantidad.

La anécdota me vino ayer a la cabeza tras leer un artículo de Fernando Cortés que publicaba ABC titulado “El PSOE regala teles de plasma”. Por lo visto, 2.500 euros es lo que vienen a costar estos aparatos. E igual que el columnista de ABC, que presume que este dinero lo invertirán los papás en estos caprichos, servidor se adhiere a tal presunción por una sencilla razón, a saber: por la forma de pago de este “pan” natalicio. No es un aspecto secundario el de la forma de pago de los 2.5000 pavos, en absoluto. Al contrario. Me parece espléndido que las cosas se regalen: ya sean 2.500 por hijo; ya sean las 3 primeras anualidades de la hipoteca (cosa que no sucede pero que podría suceder); o ya fuera la habitación de una pensión para practicar el ayuntamiento uxorio de aquellos que no tengan dónde regocijarse en el disfrute recíproco de sus cualidades sexuales (que diría Kant). Todo gratis!

La oferta de ZP a favor de los próximos neonatos es una verdadera populachada, más propia del programa Aló Presidente que del responsable de un Gobierno medianamente sensato. ¿Justificada? Sí, pero insisto, tan fundada como esas otras ayudas a las que me acabo de referir. O dicho de otra manera: siempre es mejor que te regalen 2.500 euros a que no te den nada. ¿Planificada? No, en absoluto. Si lo que se pretende es fomentar la natalidad (cosa que no se fomenta con esta limosna), el incentivo debería ser de muchísimo mayor calado y ambición. Una entidad bancaria no puede pretender captar capitales ofreciendo a los nuevos clientes un llavero el día de la firma del contrato y un interés del 2% durante el resto del depósito. De modo que los 2.500 euros no suponen en modo alguno una medida de fomento de la procreación sino más bien un "premio" a los procreadores. Algo así como el 10% de descuento de los libros comprados durante la feria del libro. Pero lo más nefasto de todo no es que la dádiva gubernamental pudiera invertirse en mejores ocurrencias (como la gratuidad de las guarderías, eso sí supone una ayuda real!) sino ¡que se abone mediante cheque!

Vamos, el caso del gitano. Un caso que, a fin de cuentas, no es más que una de las mil variantes de nuestra célebre picaresca nacional.

14 julio 2007

LAS INCOHERENCIAS DEL PP. Política

Me resulta francamente llamativo que el objeto de la actualidad y de los comentarios de nuestra izquierda mediática no sean las noticias, sino lo que dice o hace el PP. No hay que confundir, y ellos lo saben, la noticia, de lo que simplemente sucede. Lo primero es relevante, lo segundo no. Por eso, a lo primero se le denomina noticia y a lo segundo no. Pero para la gauche divine prisáica esto es una mandanga. No importa la noticia, sino lo que diga o haga el PP. Sus seguidores quieren sangre, y ellos les dan sangre.

La última del imperio prisáico en este sentido ha sido ofensiva contra el PP por su incoherencia recurrente ante el TC. El PP recurre artículos del Estatut que no recurre ni en el Estatuto de Andalucía ni en el de Baleares. Pero es que, además, el propio PP votó a favor de esos artículos no recurridos en estas dos autonomías. Vayamos por partes. Primero, en efecto, hay artículos que son iguales, pero hay otros que no los son. Y segundo, la defensa que el PSOE y sus medios afectos están haciendo de la escrupulosa constitucionalidad de los preceptos del Estatuto catalán se basa, exclusivamente, en esta incoherencia del PP.

En relación a la primera de estas observaciones mi dictamen es claro: en efecto, si es cierto que se han recurrido artículos idénticos, el PP ha incurrido en una incoherencia de bulto (de mucho bulto!) y vergonzosa. Pero en cuanto al segundo de los apuntes hechos hay que ser más serio. Una norma, o varias, no dejan de ser inconstitucionales por el hecho de que el recurrente no impugne todas aquellas otras normas del Ordenamiento Jurídico que también puedan serlo, y ello, aun cuando con su conducta, el interesado (el PP) esté contradiciendo su propia actividad procesal. Es como si pretendiéramos que dos violaciones dejasen de ser delito por el hecho de que la mujer agredida denunciase una, y no la otra.

En definitiva, aunque en el PP puedan ser unos inútiles para ciertas cosas e incurran en incoherencias frecuentes (muy frecuentes) ello no obsta para que el TC pueda y deba declarar (en la brevedad posible) la flagrante inconstitucionalidad del texto catalán basándose exclusivamente en cuestiones jurídico sustantivas y no, como pretende incluso el Abogado del Estado (!), desmontar la inconstitucionalidad de los artículos recurridos sobre la única apoyatura de la ineficaz forma política de proceder de los recurrentes.