A todo esto, la prensa, el Gobierno y la diplomacia alauí han puesto el grito en el cielo ante esta afrenta inadmisible de personarse en las dos “ciudades ocupadas” o “ciudades cárcel”, como se las acaba de denominar. Esto sí es de preocupar.
Menos fotos con los negritos y más claridad sobre las pretensiones que Marruecos tiene sobre las Ciudades Autónomas, porque a estas alturas es inconcebible que el sultán del reino tenga ningún tipo de ínfulas sobre ambos enclaves españoles. En eso, y no en lo otro debía dedicar su tiempo nuestro inefable ZP.

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