16 febrero 2008

ALTA TENSIÓN

Tras la famosa entrevista-masaje con la que Iñaki Gabilondo homenajeó (y se homenajeó a sí mismo) a Rodríguez Zapatero, el micrófono indiscreto de Cuatro reveló, no ya una indiscreción de la táctica electoral del presidente, sino uno de los rasgos principales de su personalidad: el cinismo. “Nos conviene que haya tensión”, sentenció Zapatero, a lo que el veterano periodista respondió: “A mí me parece que os conviene muchísimo”. La escena no pudo ser más elocuente: el gran censor de la crispación y sus medios afines desvelando (a micrófono abierto) ¡su deseo de que hubiera crispación!

La maquinaria de agit-prop socialista, implacable ella, tardó en reinterpretar las palabras de Zapatero la mitad de tiempo que tardó el PP en denunciarlas. A pesar de los esfuerzos del gabinete de propaganda del PSOE intentando hacer que las palabras significasen, una vez más, lo que ellos querían que significasen (al puro estilo Humpty Dumpty y de la neo-lengua orwelliana) las palabras, afortunadamente, tienen un significado tasado. El DRAE define la tensión como el “estado de oposición u hostilidad latente entre personas o grupos humanos, como naciones, clases, razas, etc”. Es cierto que el Diccionario admite otras acepciones, pero el contexto, la intención, el secretismo con el que se lo comunicó Zapatero a Gabilondo y el proverbial cinismo del secretario general del PSOE no admitían otra acepción más exacta.

Yendo un poco más allá, y para calibrar en su justa medida hasta qué punto la actitud de Zapatero volatilizaba sus constantes acusaciones contra el PP, basta recordar sus propias palabras:

"Si reprimiendo una mala palabra, si aguantándome un desahogo contribuyo a evitar tensión, habrá merecido la pena" (3 de marzo de 2007)
"Hay que trabajar por una España muy diferente a la que se quiere dibujar con las trazas del ruido y la tensión" (24 de junio de 2007).
"Se debe abrir una nueva etapa en la que se dé por acabado el tiempo de la crispación y de la tensión" (7 de agosto de 2007).
"Lo deseable los próximos años es que haya menor tensión política" (23 de octubre de 2007).

Pero a Zapatero no le bastaba con acusar al PP de crispar mientras confesaba que su táctica era precisamente la de crispar (al igual que Gabilondo, que acusó a los periodistas que difundieron el vídeo, proporcionado por su propia cadena, de pretender “crispar”), sino que su intención, además, era “dramatizar”, ¡justo lo que le echaba en cara al Partido Popular! “Y luego, ya a empezar, a partir de este fin de semana, a dramatizar un poco”, dijo; a lo que Gabilondo (a pesar de negarlo posteriormente) asintió: “Ya”.

Por cierto, hay otra entrada en el DRAE que no admite demasiadas apelaciones:

“Cinismo: Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables. 2. Impudencia, obscenidad descarada”.

La descripción y el resumen perfecto de Rodríguez Zapatero, el zapaterismo y ese catecismo buenista llamado Educación para la Ciudadanía cuyos primeros y máximos incumplidores son sus propios autores.

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