Dijo la parienta de Beckham el otro día, que nunca había leído un libro. Inmediatamente la noticia dio la vuelta al mundo, claro. La prensa y los comentaristas de sociedad (como es mi caso) la han puesto de vuelta y media, no yo, eh. Que si es una inculta, que si qué tipo de educación se supone que puede inculcar a sus hijos con ese tipo de declaraciones, que si sólo se dedica a ir de compras y a asistir a pasarelas, etc. Y digo yo, ¿qué coñe más le dará al gente que la spice pija se lea un libro, se compre un modelito de Chanel o se tire un pun? La cosa es deplorar a todo aquel que no se amolde a unos supuestos estándares culturales. Leer novelas, ir al cine o visitar un museo son actividades aplaudidas en nuestra sociedad, que merecen reconocimiento y loa. En cambio, decir que una no se ha leído un libro en su vida o que no sabe de qué animal procede el jamón black-leg, es intolerable; o mejor, intolerado, motivo de escarnio público y mofa general.
No creo que esta chica pretenda hacernos creer que es una artista de educación exquisita y cultura rebosante. Ni siquiera creo que su sueño dorado sea acceder a una letra de la Academia. Le vale con ser considerada la mejor vestida (o incluso la peor, porque la cosa es que hablen de ella); le es suficiente con que no le dejen de llamar posh (pija); y se conforma con que su marido no afee nunca y con que sus niños sean ricos y famosos. Todo perfectamente legítimo. Cada uno tiene sus gustos. Creo que no engaña a nadie.
Pero cómo será la cosa, que la otrora Victoria Adams acaba de rectificar, en cierta forma, esas declaraciones. Aclara ahora que no es que no se haya leído nunca un libro, sino que nunca los acaba. Bueno, algo es algo. La sinceridad no se le puede reprochar. A mí me también me pasa, pero con los libros, las películas y los discos. Si empiezo y no me molan, pues al carajo. Yo, como la Beckham. Eso sí, la chica no tiene un pelo de tonta: apunta también que “ama España y que el clima es estupendo”. Y para colmo de su interés intercultural agrega que ya ha aprendido unas cuantas palabras en castellano. O sea, que a lo mejor ya sabe decir “por favor”, “gracias”, y “Hala Madrid”; poco a poco, que no se puede aprender una lengua de un día para otro, hombre.
Así que, aunque no se haya leído un libro en su vida o aun cuando los deje a la mitad, se ve que la chica pone empeño en las cosas, que es lo importante.
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