21 diciembre 2005

CULTURA Y DIGNIDAD. Política

Hace tiempo, la ministra de (in)cultura, hizo unas declaraciones, bajo una sospechosa euforia, en las que reclamaba de la UNESCO una legislación cultural para “los planetas” y el universo (sic). Y añadió, para aderezar su desiderátum, que “la cultura es un derecho de la dignidad humana”. Bueno, bueno, con la ministra. ¿Así que un derecho de la dignidad humada? No sabía yo que los derechos tuvieran, a su vez, otros derechos. Pero da igual. Le tomo la palabra a la ministra. Si lo dice ella no seré yo quien le contradiga.

¿Así que un derecho de la dignidad, no? Ya. Pues vale. Me convence. No lo había pensado yo así. Pero me gusta la frase de la ministra. Más aún, me encanta. Parece mentira que la haya dicho ella. Pero vale, me gusta.

Efectivamente, la cultura (y otras muchas cosas) están relacionadas con la dignidad intelectual del ser humano. Vale. No es que sea un derecho, sino que está simplemente relacionado. Pero vale, me gusta la frase. Y ahora le digo yo a la ministra: ¿va a cerrar el “Emule”? La fanfarria de frasecillas felices me la trae al fresco. A mi lo que me importa es la "cultura". Bueno, me importa relativamente. Es decir, sólo me interesa en la medida que sea verdadera cultura, en la medida que me enseñe algo que me dé para pensar en algo más, no cualquier mamarrachada de los amiguitos progres de Carmen Calvo.

¿Eh? ¿Qué me dice de lo del “Emule”?

El “Emule”, para el que no lo sepa, es una red de intercambio de archivos (P2P) a través de la que se pueden descargar todo tipo de archivos en soporte digital. Discos, películas, diccionarios, manuales, recetas de cocina, mapas, programas de ordenador, y un montón de chorradillas variadas. Eso es el acceso libre a la cultura. Bueno, cultura o lo que sea. Este sistema de archivos permite tener en tu ordenador el Discurso del Método, el Quijote, o los poemas de Lorca en cuestión de minutos. ¿Cuando usted, señora ministra, se refiere a la cultura se refiere a esto, verdad? Esto es lo que es un atributo de la dignidad, ¿no? Eso quería oír yo, eso.

Así que, ministra, ni se le ocurra tocar el “Emule” ni el “Torrent”. No por nada, sino porque, como usted dice, nuestra dignidad depende de ello.


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