No, estas tres palabras, no pertenecen a los anales de los discursos totalitarios del siglo XX, tampoco pertenecen a las proclamas del anterior caudillo de España, ni si quiera aparecen atribuidas a Blas Piñar. A decir verdad, Blas Piñar, que era considerado por Franco como un radical, fue (y sigue siendo) de los de “Dios, Patria y Justicia”. Por eso, lo de “igualdad, justicia y unión” no es que se le parezca bastante, si no que son casi lo mismo.
Esta trinidad semántica pertenece a las más reciente "soflama del regocijo castrense" de nuestro Ministro del Folclore Militar. No le voy a enmendar la plana al señor Bono en esto, pero me encantaría que fuera un poco más coherente con lo que dice y con lo que hace. Digo: no se puede estar en Kosovo en plan patriota un día, y al día siguiente sentarse en la mesa del Consejo de Ministros escuchando, apoyando y tolerando una serie de políticas que poco o nada tienen que ver con ello.
Bono dijo además: “Lamentablemente, hay gentes que se levantan todos los días teniendo como ideología ver al vecino como un extranjero, incluso ver al vecino como el que te tiene que quitar tu mejor nivel de vida”. Supongo que se refiere a vascos y catalanes, ¿no? Y entonces ¿por qué no dimite de un Gobierno que tiene como socios a unos señores cuyo único credo es ese?
Y concluyó el Ministro del Rocambole: “España son los españoles, y por eso tiene esa vocación de permanencia que le damos todos aquellos que la queremos”. En esto le tengo que aplaudir, en serio. A pesar de ser un botarate esperpéntico, esta última frase es muy cierta. Eso sí, no es suya, es de Ortega y Gasset. Oh, qué lástima, para una cosa sensata y original que había dicho, es de otro. Por eso mismo le aplaudo, porque es de don José (Ortega), otro José, como Bono y servidor.
Ay si leyéramos un poco a Ortega y nos dejáramos de novelillas de mediopelo…, ay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario