Escena típica: un señor con su amante en el dormitorio conyugal haciendo lo propio. Entra en la habitación la mujer de aquel, y el marido, antes de que la parienta abra la boca, suelta: “espera querida, no es lo que parece, puedo explicártelo todo…”. No hay nada que explicar, evidentemente, pero lo único que puede hacer el incauto es no quedarse callado. Naturaleza humana.
Las explicaciones que el Presidente Rodríguez ofreció el día de la (aún) Constitución sobre su concubinato con la Esquerra republicana me ha recordado esta escena. Todos sabemos qué relación tienen, da igual que lo llamen “pacto de legislatura”, “pacto de apoyo parlamentario”, “coalición parlamentaria de facto”, “socios de voto de leyes”, “contubernio espúrio”, “amancebamiento inter-territorial”, o lo que se les ocurra a los “asesores de neologismos” de ZP. Da igual. El PSOE gobierna (es un decir) con el apoyo perenne de este rebaño de indocumentados. Es más, sólo gracias a su apoyo pueden seguir sentados en el sillón azul. Pero no. Rodríguez, que ya empieza a estar más que harto de las jaimitadas sus “socios”, ha querido aclarar que lo suyo con Esquerra no es nada serio. Vamos, que aunque se acuestan juntos de vez en cuando, ellos en su casa y los otros en la suya. Ah bueno, haber empezado por ahí. “No existe coalición de ningún tipo” con los que convocan a sus perros callejeros juveniles para que arranquen páginas de la Constitución y el PSOE, dice ZP. Tenía que haber dicho: “ni coalición, ni nada”. Pero ZP no tiene lo que hay que tener (los votos suficientes) para decírselo a Carod a la cara.
Aunque Rodríguez diga eso de “cariño, te lo puedo explicar todo…”, no hay nada que explicar. Aunque posiblemente él sí que se lo tenga que explicar a sí mismo para entender por qué sigue gobernando un día más con esta gentuza.
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