El 22 de diciembre es el primer día de la Navidad y el día en el que más tópicos y frases hechas se repiten de todo el año. Las frases inevitables que vamos a escuchar hoy son, básicamente, las siguientes:
1.- El gordo ha sido muy madrugador.
2.- El gordo no ha sido muy madrugador o, se ha hecho esperar.
3.- El premio ha estado muy repartido.
4.- La fortuna ha ido a un barrio humilde de trabajadores.
5.- El premio lo gastaré en tapar algún agujerillo.
6.- Lo importante es la salud.
7.- Ya nos tocará en la del niño.
Esto sigue siendo igual que toda la vida. Sin embargo, en los últimos años se han producido ciertos cambios en el sorteo de Navidad que lo han desnaturalizado sensiblemente. En primer lugar, el euro. El maldito euro. Qué fue de aquello de “cientocincuentamiiiil peseeeetaaas”. Ahora todo son “miiiiiil euros”. Qué horror. Con lo emocionante que era la cantinela en pesetas. Ay Dios…
Luego está el asunto de la “globalización de razas” de los niños cantores y los nombres con los que sus desaprensivos progenitores les han bautizado. Que si Rosmarys, Bryanes, Mohamés, Valerias, e incluso Alís. Qué horror. El horror se incrementa si se comprueba que algunos mocetes han salido de la impubertad con creces: tienen una voz que parece la de Constantino Romero. Qué horror. Igual de horroroso resulta escuchar como algún locutor radiofónico describe a algún niño como “morenito”. Joder “morenito”: negro, coño, negro!
Ay Dios, como se pierden las tradiciones más entrañables de la Navidad. Eso sí, la lotería, para no perder la tradición, sigue tocando en Cataluña. En eso, la tradición no falla. Qué horror…
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