Ha convocado el PP una concentración en defensa de la Constitución en Madrid el sábado. Hasta ahí bien. Pero ay amigo, a Montilla le ha faltado el tiempo para decir que le recuerda a las manifestaciones que se celebraban en la Plaza de Oriente (durante el franquismo se entiende). Joder con los progres, ya estamos. Todo lo que no sea abrevar en la cochiquera de sus ocurrencias es ser un facha o un falangista (que la palabra es más larga y más sonora, si cabe).
Pues sí, según esto, yo soy falangista, facha, extremista, ultra, reaccionario, carca, carcunda o lo que quiera el deudor-privilegiado Montilla. Porque servidor es un constitucionalista convencido al que las amenazas de este tipo de gentucilla no le excitan ni la milésima parte de lo que debería suponerle a ZP tener metido en el Gobierno de España a sujetos de semejante estofa. Se conoce que a Montilla se le ha olvidado el juramento (o promesa) que hizo de la Carta Magna al tomar posesión de su destino ministerial (y del nuestro, por desgracia). Por lo visto, defender la Constitución no es legítimo, y mucho menos si el convocante es el PP. La Constitución no es defendible, es aborrecible. No es digna de ser alabada sino de ser vilipendiada y abatida. Todo aquel que defienda sus preceptos es un derechoso-asqueroso que no merece sino la marginación y la sanción social.
En cambio, defender un Estatuto ilegal, inconstitucional, insolidario, totalitario, absolutista, integrista e intervencionista hasta el tuétano, no sólo es lícito (que lo es) sino, además, merecedor de aplauso. Los nacionalistas catalanes son patriotas, porque pueden serlo. En cambio los patriotas españoles no pueden serlo sin escapar al apelativo de “facha”. Supongo que este es el socialismo moderno ¿no?, porque sólo los "socialistas antiguos" lo critican.
En fin, lo dicho: soy falangista por defender la Constitución. Montilla, en cambio, es cosas mucho peores, aunque la haya jurado.
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