Peces Barba, Altísimo comisionado para las víctimas del terrorismo, no asistirá esta tarde a la manifestación convocada por la AVT. He leído sus razones y me han hecho reflexionar sobre la consistencia de sus motivos. Creo que si tuviera que hacer el razonamiento en alto sería de la siguiente forma: dice Peces que no acude por dos razones, en primer lugar, porque aunque no es una manifestación contra el Gobierno (sic) sí lo es contra una decisión adoptada por la mayoría del Parlamento. Vamos a ver, el Altísimo, como se dice vulgarmente, se hace la picha un lío, o sea que tiene una verbena mental del 15, bastante inquietante para un catedrático de Filosofía del Derecho (sí, sí, de Filosofía del Derecho…). La manifestación sí es contra del Gobierno; contra el Gobierno y todos los que le apoyaron en el Congreso, pero sobre todo contra la decisión del Ejecutivo que, de forma astuta, se cuidó de poner en boca de otros lo que él ya había decidido: intentar pactar con la ETA. Únase a eso la naturaleza de los partidos que le respaldaron: la omnisciente ERC (padrinos de boda de Tierra Iure, recordemos), el PNV (primos carnales y cómplices de la política batasuna –véase el caso Atucha-, sin la cual no podrían existir), IU (caracterizada por la coherencia de su política y su alta representación social) y demás nacionalismos rampantes (alguno incluso con la mochila y la guitarra al hombro). Todos los cuales, no le merecen a servidor el mínimo respeto político (sus planteamientos les retratan a diario). Pero en cualquier caso ¿es que no puede uno discrepar de una decisión del Congreso? Faltaba más. Para eso y para lo que se tercie.
Y el segundo de los argumentos manejados por Peces para librase del marrón de la manifestación es que él es un delegado del Gobierno, además de que hay ciertas víctimas que no van a ir. Este señor no podría ganarse la vida de trilero porque hasta los niños le pillarían los trucos. Pregunto: ¿para qué se creo su cargo: para asistir a las víctimas del terrorismo o para darles la espalda en sus reivindicaciones?. Desde un punto de vista ético ¿qué debe prevalecer: el ser un delegado del Gobierno o el de su deber de asistir a toda víctima del terrorismo?, ¿debe amparar a todas las víctimas o sólo a las del 11-M? Sin remontar mucho la memoria, todos sabemos que el nombramiento de Peces tuvo lugar a raíz de los atentados de Madrid como medio de apoyo a los familiares de los afectados, ante la gran demanda de información, asistencia sanitaria y obtención de ayudas que se requería. No negaré que, en un principio, su nombramiento fue una decisión esperanzadora. Sin embargo, pronto se quedaría el comisionado con el trasero al aire. Pensemos por un momento que el Defensor del Pueblo fundase sus decisiones en consideración al Gobierno que le ha nombrado en vez de hacerlo en función de los intereses de aquellos que lo necesitan. Sería una barbaridad, ¿no? Pues la incoherencia de Peces Barba le va a la zaga. Si opera al dictado de su dueño y no en interés de las víctimas, su cargo es absolutamente superfluo, estéril y vano. Un Altísimo comisionado a tiempo parcial. No pediré yo su dimisión, porque no creo ni en la validez ni en eficacia de su cargo, pero si dimitiera nos quedaríamos igual que ahora, aunque nos ahorraríamos a un Catedrático de Filosofía del Derecho (sí, sí, de Filosofía) pasando por encima de la equidad y la justa ponderación de la ética.
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