18 agosto 2005

AFGANISTÁN: EL DORSO DE IRAK. Política

La muerte de los 11 militares destacados en Afganistán deja tras de sí una serie de cuestiones de las que nuestro querido presidente creía estar inmunizado. Todas las operaciones de naturaleza militar conllevan un riesgo notable aunque se quiera hacer ver al respetable que sólo consiste en llevar unos cuantos sacos de arroz a los damnificados y cuatro juguetes a los niños. De eso nada. Lo malo no es que los fallecidos hayan sido abatidos por la “resistencia” o simplemente se hayan precipitado hacia el suelo por cualquier fallo mecánico del helicóptero. Lo malo es que ZP se ha quedado con el culo al aire, y con la sensación (bien fundada) de que en cualquier zona de guerra o conflicto, existe un riesgo enorme de que haya bajas de este tipo, con independencia de que el destacamento de infantería se dedique a explotar pozos de agua para abastecer a la población de la zona o a disparar contra los transuntes tras el toque de queda.

El contingente español en Afganistán tiene, como ya sabemos, una misión humanitaria pero, insisto, el riesgo existe: en cualquier coche o en un burro o una vaca puede colocarse una bomba, y “plaf” que diría el otro. Lo que le deja con el culo al aire a ZP es ese empecinamiento por abdicar de cualquier misión de asistencia en Irak, pero ofrecerla sin ambages en cualquier otro sitio del globo (llámese Haití, Afganistán, Macedonia o Kosovo). La cerrazón del presidente no encuentra justificación alguna: una vez que la ONU se hizo cargo de la seguridad en Irak, ZP ofreció nuestras tropas para echar un cable donde hiciera falta, menos en Irak. Como es tan listo, la jugada le ha salido mal y aquí estamos: con 11 muertos en Afganistán, que no viene a ser otra cosa que la puesta de atrás de Irak, la “cara b” del conflicto del terrorismo islamista, la sede de los Talibanes. De esto se han dado cuenta hasta los de Izquierda Unida. Antonio Romero declaró a las pocas horas del siniestro que es inaceptable que esto haya sucedido por querer complacer ZP a Bush. Y es cierto. Una vez que ZetaZero retiró las tropas de Irak (no debemos olvidar que con flagrante violación de su propia promesa electoral, esto es, subordinación a lo que decidiera la ONU) ofreció sus (nuestras) tropas para las misiones de los países vecinos. El resultado es este: que el líder mundial de la paz infinita se da dado cuenta de que le salpica la sangre cuando mete en la sala del despiece bélico.

¿Qué diferencia existiría entre que nuestras tropas se hallasen en Irak desarrollando funciones de apoyo y seguridad, y que estén en Afganistán? Ninguna. Bueno sí, una: que ZP le tiene tanta tirria al antiguo reino de Husein que no quiere ni mentarlo. Así que, de ahora en adelante, explíqueles usted, señor ZP, a sus pancarteros afines que las guerras son iguales aquí y allá, las haya acordado la ONU, la OTAN, o la Santa Madre Iglesia. Y explíqueles también que esto es un accidente como otro cualquiera que pueda sufrir un trabajador normal, y que, a poder ser, no convoquen una manifestación para acusarle de asesino, ni le revienten las sedes del PSOE de toda España a pedradas. Porque lo de la paz infinita es muy bonito pero la realidad es otra. La realidad es que aunque envíes las tropas a Afganistán como si aquello fuera Disneylandia, el Capitán Garfio te puede coger por el cuello y arrancarte la cabeza.

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