Nadie pensó en 1995, cuando publicaron su primer largo (Circo luso), que estos zaragozanos alcanzarían la cota de El escarabajo más grande de Europa (1998), aunque El efecto lupa (1996) sí lo presagiara. Un disco magistral, auténticamente excepcional, tanto en la composición, como en los sonidos, las letras (la poesía de Sergio Algora) y en la interpretación (espléndida, especialmente batería y bajo).
Es un disco difícil de describir, aunque indudablemente pop. Pero un pop metido en “el jardín de las delicias”, un pop multiforme, en el que se intercalan diversos ritmos, distintas composiciones, y múltiples arreglos que van desde sonidos de juguetes hasta las secciones de viento y cuerda más refinadas. Todo ello combinado con una precisión milimétrica, en la que nada, absolutamente nada queda suelto. Todos los detalles de este álbum, por pequeños que sean, están colocados como la pieza de un reloj. Un disco que cada vez que se escucha ofrece un nuevo y asombroso detalle al oído.
La composición de los temas es exquisita, ni demasiado sencilla, ni tan compleja que no permita seguir el compás. Las letras delirantes (o no, ¿?) pero admirablemente inteligentes y sobre todo imaginativas. Cada canción crea un ambiente distinto, desde lo dramático (El jefe de las tortugas, El fabricante de alas de mariposa o Soy ruso, señor) a lo más desternillante (El rayo cae, Lourdes, Tolkas o La clínica de la radio y la televisión), sin descuidar los sonidos más convencionales (Duerme o Ahora feliz, feliz) y los guiños a la nana-pop (Papel de regalo o Yugoslavia me gusta más). Todo ello encerrado entre la primera y la última canción (Telehueso en ambos casos), una hilarante introducción/epílogo que sirve para encender y apagar el compacto.
Un disco de cinco estrellas (doradas), una delicia sublime que todo el mundo debería escuchar, por lo menos una vez, para probar estos nuevos sabores-pop que descubrimos muy, muy de vez en cuando. Otra auténtica obra maestra del género, sin ambages.
Tras separarse, parte de los componentes de El niño gusano han formado Muy poca gente, y La costa brava, por un lado y sucesivamente, y por otro, Tachenko, auténticos sucesores de aquellos primeros, que con su primer y, por el momento único LP (Nieves y rescates, 2004) nos han vuelto a dar una enorme alegría.
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