Esa es la cuestión. Los análisis políticos de la vice de la Vogue son de traca, sobre todo cuando la pillan sin guión. Deambulando por esos países de la iberoamérica de Dios (que vaya usted a saber qué coñe hace por allí la sujeta) le preguntaron por la convocatoria de manifestación que los “batasunos” habían anunciado para el sábado en Donosti. A la vice le salió la vena filosófica y tras recordar la ilegalización del partido de Otegui, no se le ocurrió mejor cosa que soltar que ella no hace comentarios sobre aquello que no existe. Caramba con la solterona de hierro, este ramalazo existencialista me pone, que quieren que les diga. Le voy a seguir la corriente.
Veamos, el cosmos podemos concebirlo a través de dos realidades metafísicas: en aquello que existe, que es; y aquello otro que no existe, es decir, lo que no es. En principio, resultaría asequible determinar lo existente, ya que, en la medida que es, lo podemos asumir como tal. En cambio, nos resultaría algo más complejo comprender lo que no es, por la sencilla razón de que no existe, y por tanto no lo podemos asumir como tal, sino que simplemente lo podemos imaginar o idear.
De seguir esta premisa y aplicarle un razonamiento mental lógico, extraeremos dos hipótesis: Primera, si es verdad que Batasuna no existe (como sostiene esta ilustre pensadora), entonces Otegui, convocante de la concentración, es un fantasma, ya que en tanto lleva a cabo una actividad real, existe. Digamos, pues, que existe, pero a medias.
O segunda hipótesis: entender, con arreglo a nuestra percepción sensorial, que Batasuna existe, es decir, que es, en la medida en que se nos representa como tal. Cosa distinta es que esté ilegalizada; pero existir, existe.
Tomando esto como cierto, y siguiendo un razonamiento “a contrario” al formulado, podemos decir: si Batasuna existe (que ya hemos visto que sí), y la vive dice que no existe, Fernández de la Vogue no existe, en la medida en que no cabe la coexistencia de dos entidades reales que no se conciban recíprocamente. Es decir, si una de ellas no asume como tal a la otra (que existe), aquella primera, por fuerza, no puede existir, en este caso: la vice del Vogue. O dicho de otra forma, en la medida en que doña Teresa no percibe un realidad existente, una de dos: o es imbécil o no existe. Y si confunde lo inexistente con lo ilegal, mejor que se vuelva a matricular en primero de Derecho, o incluso en primero de EGB, o como se llame.
Si, por el contrario, llegáramos a la conclusión de que la vice existe, en la medida en que nosotros la concebimos tal, el diagnóstico para ella sería el contrario, ¿no?, o sea: la imbecilidad. Cuidado, no es que lo diga yo, el existencialismo (con influencia cartesiana, como se ha podido ver) lo dice, no yo.
Joder con la filosofía! Es peligrosísima, no me extraña que la quieran quitar los del PSOE.
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