04 julio 2005

LA DECENCIA DE ZP. Sociedad

Uno ya está más que harto de las frasecitas de cámara que le hacen a ZetaZero sus colaboradores, porque ni significan nada, ni él las entiende, ni las entendemos los demás. Pero como a servidor ya le dan de lado las explicaciones de ZetaZero, cuando las da, me importan exactamente ídem las incoherencias semánticas de nuestro presidente por accidente. Porque esa es otra, la cursilería de sus palabras a uno le hacen deslizar una lagrimilla por el rostro, lo confieso. Eso de la “paz” (perpetua, a poder ser), el “diálogo” (que se lo cuenten al Foro de la Familia), el “consenso” (inédito salvo en lo que se refiere a consensuar todo aquello que le sugieren amablemente los catalanes, por el bien de España) y la última: la “decencia” a propósito de los matrimonios homosexuales.

Antes de que ZetaZero nos redimiera con su profética magnanimidad, su tuétano democrático y su gobierno para todos los españoles (y sobre todo para aquellos que dicen no serlo; muy especialmente para éstos) España era una auténtica mierda. Sí sí, un estercolero; una montaña de abono natural; un chusco de vaca gigante, o mejor de toro (como eso de la piel de ídem). Pero menos mal que llegó ZetaZero al Gobierno tras esos días preelectorales de Rubalcaba y la SER. Y llegó la decencia. Una vez que sus antecesores y ex compañeros ya están en la cárcel (Barrionuevo, Vera, San Cristóbal, etc) ZP nos ha regalado la decencia hurtada por Aznar (lagarto, lagarto; hijo de Belcebú; qué coñe: el mismísimo Satanás!).

Todo aquello que aprueba, comete, proclama o piensa (esto último entiéndase en sentido figurado) ZetaZero es la pura “democracia”, el puro “talante”, el auténtico “consenso”, la justicia revelada por la divinidad zetapetiana, la genuina “decencia”. Vamos, la pera.

Jo…, si ZetaZero hubiera nacido en Arkansas, por poner el caso, no me cabe duda de que ya habría fundado un secta de esas de elocuente nombre. Algo así como la secta de “la justicia suprema” o de “la democracia absoluta”, o alguna mandanga por el estilo. Él sería el fundador y, naturalmente, su sumo sacerdote. Intentaría hipnotizar a sus adeptos con esas cejas circunflejas y esos ojos de sicópata en trance. Qué guay, yo a esa me apuntaba sin pensármelo dos veces, más que nada porque ahí se pillaría cacho fijo. Lástima que ZetaZero sea de León. Con lo bonito que es León…

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