Los moros del atentado de Londres no tardaron tanto en reivindicar su fechoría como en Madrid. Dice el comunicado que advierten a todos los Gobiernos cristianos (cruzados) de recibir el mismo castigo si no retiran sus tropas de Irak y Afganistán. Sí, sí, de Afganistán. Vaya por Dios (o por Alá, que uno ya no sabe), y yo que pensaba que la ofensiva islamista era culpa de Aznar por llevar a las tropas a Irak, y resulta que a los discípulos de Bin Laden también les jode que las tropas cruzadas estén en Afganistán. Pues qué casualidad, porque el otro día Bono mandó, con todas sus bendiciones, un contingente militar a Afganistán para tutelar la celebración de las próximas elecciones. A ver si pasa algo (Alá no lo quiera…) y nuestro ministro de defensa se convierte de la noche a la mañana en un “asesino” por contravenir la voluntad del profeta.
Mientras, la plañidera de España, Pilar Manjón (de la que no entiendo la fijación que tiene por la polémica gratuita) apunta que “a lo mejor (sic), los próximos son los portugueses”. Vale, ya lo pillo. Pero también podría haber dicho que “a lo peor los próximos volvemos a ser los españoles”, ¿no? Visto que ya no se trata de que Aznar fuera el culpable del atentado del 11-M, la actual presencia militar española en Afganistán nos coloca de nuevo en el puno de mira de los chicos de la yijad, ¿no?
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