Vaticiné hace semanas que la querella que interpuso Carod Rovira (o como se llame) frente a las proclamas de las pancartas de la manifestación de Salamanca, no es que no tuviera fundamento alguno sino que además el juez correspondiente ni siquiera la admitiría a trámite. Y efectivamente, la juez de instrucción nº 2 de la capital castellana ha archivado la demanda por entender que las expresiones de “Carod al paredón” y “Carod, esta será tu caja” no constituyen amenaza alguna sino manifestaciones de una “crítica política”. Como era de esperar, a los de Ezquerra les ha faltado el tiempo para calificar la resolución de “grotesca”. Hombre, puestos a criticar, se me ocurren calificativos mejores que el de “grotesco”, pero bueno.
Pero hay algo mejor: a la vista de las citadas calificaciones infamantes con las que esta horda de delincuentes amenazó inhumanamente al ilustre Carod, el fiscal general de ZP, perdón, del Estado (a veces me traiciona el subconsciente) advirtió que los que se fueran a manifestar el sábado siguiente en Madrid a favor de que el concepto “matrimonio” se ciñera al heterosexual, se anduvieran con cuidadito porque iba a poner todos los medios para evitar que las enojosas y viles injurias de la semana pasada se pudieran reproducir. Y no se reprodujeron. La represión preventiva surtió sus efectos.
Eso sí, en la “flower parade” de los gayses no faltaron los carteles con el lema “Vamos a quemar la Conferencia Episcopal, por machista y patriarcal” o “Aquilino: métete un pepino”. No se puede negar que estas soflamas son algo más groseras que las que se profirieron contra Rovira, ¿no? Pero en este caso, a diferencia del anterior, Conde Pumpido no dijo ni mu. Y luego hablan del Gobierno de los derechos y las libertades. En fin, cosas del talante.
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