De ridiculeces está llena la vida. Sin buscar mucho, leo que el PNV ha propuesto introducir en el Código Civil una reforma que proclame la igualdad de los cónyuges en lo que se refiere a las tareas domésticas. La iniciativa ha sido acogida por todos los grupos de la Carrera de San Jerónimo salvo por el PSOE! (si es que estos retro-progres no se aclaran). Aparte de esto, la proposición es una auténtica ridiculez por dos razones. Primero, porque el Código ya contiene una norma de esas características. Y segundo, porque no es más que un brindis al sol.
El art.66 de nuestro cuerpo legal declara que “El marido y la mujer son iguales en derechos y deberes”, lo cual ya es lo suficientemente expresivo como para entender que la igualdad conyugal existe en todos los ámbitos. Es más, el art.67 añade que “El marido y la mujer deben respetarse y ayudarse mutuamente y actuar en interés de la familia”. Esta ayuda mutua tiene el alcance más amplio que se quiera imaginar, como puede entender cualquiera. Pero es que aún hay más: el art.68 concluye que “Los cónyuges están obligados a vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente”. A la vista de estos “tres mandamientos” civiles de nuestro Código uno se pregunta: hace falta añadir que el pariente tiene que ayudar, ministerio legis, a la parienta a hacer la comida, las camas, la compra, barrer, fregar, planchar, lavar, tender, limpiar, llevar y traer a los críos del cole y hacer los deberes con ellos, entre otros?
Como digo, el Código ya dispone que los cónyuges deben respetarse: y quién no ha mandado a la parienta, o al pariente, al carajo alguna vez que otra? También dice que deben ser fieles el uno al otro, pero yo no me imagino a la parienta diciéndole al pariente: “Manolo, no me seas infiel, eh pájaro”. O al revés, el pariente amenazando a la parienta: “Felisa, ojito con el butanero, eh, que me han dicho que la tiene…la bombona”. Y cuando el Código diga (si es que lo llega a decir) que el marido tiene que agachar el riñón para ayudar a la parienta tampoco me imagino a ésta reclamando: “Manolo, que me ayudes, que lo dice el Código Civil, leñe! Y mucho menos me imagino a la Nekane y al Antxón en el caserío (recordemos que la propuesta es del PNV) compartiendo las “euskal tareas”. Allí las tradiciones son las tradiciones y si de algo presumen los nacionalistas vascos es de su prehistoricismo (salvo lo de la boina, que fue posterior). Pues eso, ridiculeces. Lo dicho, un brindis al sol.
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