Desde hace semanas, existen sospechas bastante fundadas de que los franceses no están por la labor de darle el sí a la Constitución Europea. La confusión, incluso interna, de los partidos políticos resulta caótica. Parece que los ciudadanos lo tienen bastante claro desde hace algún tiempo. Por eso, Chirac se remangó las mangas de la camisa y se expuso a un interrogatorio televisado la semana pasada para aclarar lo que hiciera falta en torno al Tratado constituyente y, de paso, recalcar que la Unión Europea no es, ni por asomo, ese enjendro ultraliberalista que piensan nuestros vecinos galos. Pero al Presidente de la República le salió el tiro por la culata. No es que no consiguiera reducir la intención de sufragio negativo de sus paisanos, sino que además lo hizo crecer en casi 10 puntos. Total, que casi el 60 % de los franceses tienen seguro lo que van a votar. La incorporación de los países del Este (anteayer Bulgaria y Rumania) y, en especial la de Turquía no les convence (ni a servidor).
Tampoco ayudan los grupos parlamentarios, dudosos entre el futuro de la integración europea y su oposición a los principios liberales de la futura (¿?) Carta Magna. Cómo estará la cosa para hayan tenido que llamar a Pedro Almodóvar y a Luz Casal para que hagan campaña a favor del sí. Me los imagino: “nosotros hemos votado que sí, y nos va…de maravilla!”.
Los expertos ya han señalado que la negativa francesa puede arrastrar al referéndum holandés, que se celebrará 3 días después. Así que, como sigan de esta manera las cosas, la Constitución Europea tendrá que esperar (y mucho), a no ser que los 25 se organicen un apaño en el Consejo para que, a pesar de todo, el texto constitucional pueda seguir adelante (aunque no los veo muy capaces). A un mes de las elecciones galas, Europa está en sus manos. Al fin y al cabo, ellos se inventaron esto y ellos parece que lo van a cargar. No es que me provoque insomnio el “no” francés, al contrario, pero esperaremos impacientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario