20 abril 2005

EL FUTURO INCIERTO DE EUSKADI. Política. Por Gerri.

En estas elecciones ha ganado con claridad el nacionalismo vasco, bien es cierto que Ibarreche ha sufrido un cierto varapalo al pretender hacer un plebiscito de su plan pero hay que tener en cuenta que este fracaso lo hatenido por la "tibieza" de su plan, si hubiese contemplado la independenciade una forma clara y la mención a Navarra, como parte de Euskal Herria, se hubiese hecho como algo irrenunciable, el PNV habría logrado un gran triunfo. Al margen de los escaños obtenidos el triunfo del nacionalismo se refleja en algo muy simple. El 80% de los votantes han dado por muerto al Estatuto de Guernica, algo que hace dos años parecía imposible, un estatuto que todavía no se ha desarrollado en su totalidad y que, al decir del PNV, sin explorar a fondo su potencial. Gracias a la tenacidad del PNV hay hoy en Euskadi una gran mayoría de ciudadanos que han convertido al estatuto en agua de borrajas, un estatuto que otorga las mayores competencias que región alguna tiene en Europa. Tampoco hay que olvidar la aportación impagable del PSOE que, con tal de aislar el PP, no ha dudado en acercarse a as tesis nacionalistas.

Al día de hoy el nacionalismo vasco en el Parlamento de Vitoria es más radical que al anterior (y no está Aznar para echarle la culpa). No tiene buena papeleta Ibarreche para gobernar aunque no la tiene mejor ZP, que pensaba que con la jugada de permitir que los comunistas participaran en las elecciones le iba a salir redonda. En Euskadi hay dos problemas que resolver, el estatuto y el fin de ETA, y los dos están interrelacionados. ZP quiere pasar a la historia como el hombre que terminó con ETA. ¿Hasta dónde está dispuesto a ceder en el nuevo estatuto que se avecina? Los presos, amnistía, reinserción, Navarra y la utodeterminación son los puntos irrenunciables para los nacionalistas. ¿En qué plazos piensa cumplirlos? ¿Para cuánto tiempo se hará el nuevo estatuto? Ocho años como máximo le echaría yo. Un tiempo más que suficiente para que Euskadi consiga forzar el adoctrinamiento de los ciudadanos que alcancen la edad de votar. Un tiempo en que Euskadi habrá conseguido que el Estado le construya el AVE, le haga un súper puerto en Pasajes, mejore el aeropuerto de Fuenterrabía y ponga aldía todas las infraestructuras. Un tiempo en que el Banco de Euskadi estará dispuesto a tomar lar riendas del Banco de España, en que los jueces sean elegidos por el conocimiento del euskera y sentencien en última instancia, en que las casas vascas que están en el extranjero puedan actuar como embajadas. Un tiempo en que muchos ciudadanos tendrán que haberse ido a otras comunidades por que no soportan el sectarismo y la coacción y donde, curiosamente, no habrá entrado nadie de otra comunidad por no saber euskera.

Y por último, un tiempo en que la Comunidad Foral de Navarra tendrá que luchar con uñas y dientes contra Madrid y Vitoria para mantener su actual estatus. Ante este panorama creo yo que habría que comenzar a habar de secesión, de su coste, de sus ventajas e inconvenientes, de las indemnizaciones que habría que pagar y de una posible consulta, como caso excepcional, pero consulta al fin y al cabo. España no puede tener de manera permanente a una comunidad que se quiere ir, que quiere parasitar al Estado, que cada vez quiere más ventajas y que no está dispuesta a ceder, en todo caso a dilatar su objetivo irrenunciable.
Estoy seguro que después de un debate serio y razonado sobre la independencia, se hace la consulta y sale un NO rotundo. A partir de este momento se marcaría el punto de inflexión en la política de Euskadi.

El talante sin talento es a la negociación como la cobardía ante la confrontación.

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