23 abril 2005

EL ESDRUJULISMO. Política

Entre las dolencias que padecemos los seres humanos se hallan las enfermedades, los síndromes, los virus, los males sin más y los defectos de nacimiento. La diferencia entre ellos me da igual. Lo cierto es que se descubren nuevos tipos todos los días y cada vez nos parecen más raros. El último es el esdrujulismo. El esdrujulismo podríamos describirlo como aquella afección en la que el paciente recurre de modo obsesivo a tildar las palabras como esdrújulas sin serlo. A simple vista no parece nada grave. Y no lo es. Para el paciente no lo es. Bueno, eso creo. Sin embargo para los que escuchan hablar al enfermo, resulta insoportable. Es como aquel al que le huele el sobaco (perdón, la axila) y no se da cuenta, o le da igual, pero mientras, está jodiendo a los demás. El esdrujulismo es muy malo, muy malo. Vamos, que yo no puedo con él, y me consta que mucha gente tampoco lo aguanta. Entre los afectados por este virus letal se encuentra, así, por decir alguien, nuestro “presidente por accidente” (ZP I) y su portavoz más ilustre, al que ya me he referido alguna vez (es mi debilidad). Aunque aquel también padece de profundismo, pero de ese tema me ocupare en otra ocasión.

Sin embargo, pensando un poco he llegado ha descubrir la causa de esta terrible enfermedad. Un opositor a notarías, me ha explicado que ellos, lo mismo que todos los opositores del ramo, a la hora de recitar los temas, se ven obligados a acelerar su discurso para que en el tiempo tasado del que disponen puedan decir lo más posible. Y, en ocasiones, me dice, recurren al esdrujulismo por una cuestión de necesidad, y me aclara: se suele volcar la tilde sobre la primera sílaba de una palabra cuando no se sabe cómo vas a acabar la frase o no te viene a la cabeza aquello que debes decir a continuación. Con ello, se concede a la memoria una micra de tiempo para que logre recordar lo que se pretende decir. En otras palabras, es una forma de ganar tiempo y no quedase callado. Pues va a ser eso, dije yo.

Ahora bien, Pepino Bianco, y ya no digamos su ídolo ZP, no es que corran mucho en sus parlamentos, más bien al contrario. Uno se pierde entre que empiezan la frase y la terminan. Así que, la conclusión a la que he llegado tras todo este razonamiento es que a estos pobres pacientes de esdrujulismo lo que les pasa es que necesitan tiempo para saber lo que van a decir, o sea, que cuando empiezan una frase no saben como la van a acabar porque, en realidad, no saben qué quieren decir. Dicho de otra forma: que son de raciocinio tardo, vamos, que les cuesta pensar.

¿Y para esto tanta historia?, dirán, pues sí: no se puede descalificar sin fundamento científico, faltaría más hombre. Eso nunca.

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